Geoingeniería solar podría generar más problemas de los que resuelve

 03-06-2020
Álvaro Sánchez
   
Foto: MIT News

Foto: MIT News

Una investigación realizada por científicos del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) demuestra que las huellas de tormentas extratropicales cambiarían significativamente de implementarse los proyectos de geoingenieria, como el proyecto de reflejar la luz solar para enfriar el planeta, el cual provocaría cambios climáticos globales generando otros problemas y agravando el calentamiento global.

La geoingeniería es un campo en desarrollo y los expertos aún estudian los beneficios y riegos de esta ciencia. Actualmente están explorando propuestas para bloquear el calor del sol y contrarrestar el calentamiento global. Hasta el momento se han lanzado aerosoles reflectantes en la estratosfera con el uso de aviones, globos e incluso dirigibles. No obstante, esta técnica de geoingeniería solar podría tener más efectos negativos que positivos.

Científicos del MIT encontraron que las técnicas de geoingeniería solar debilitarían las huellas de tormentas extratropicales en ambos hemisferios. En un simulacro, los científicos recrearon un escenario donde la radiación solar se reflejaba lo suficiente como para compensar el calentamiento que ocurriría si el dióxido de carbono (CO2) se cuadruplicara. Bajo este escenario, la fuerza de las huellas de tormentas en los hemisferios norte y sur se debilitó significativamente.

Tales resultados no son para nada positivos, porque implicarían tormentas invernales menos potentes y menos viento para eliminar la contaminación del aire; además, un cambio en la velocidad del viento también podría afectar la circulación de las aguas oceánicas y la estabilidad de las capas de hielo.

Charles Gertler, científico titular de la investigación publicada en la revista Geophysical Research Letters, señaló, "nuestros resultados muestran que la geoingeniería solar no sólo revertiría el cambio climático si no también tiene el potencial de inducir nuevos cambios en el clima". Para demostrarlo, su equipo modeló cómo sería el clima de la Tierra si los escenarios de geoingeniería solar se desarrollaran a escala global.

Rociar aerosoles en la estratosfera reduciría el calor solar entrante y, hasta cierto punto, contrarrestaría el calentamiento causado por las emisiones de CO2. Sin embargo, tal enfriamiento del planeta no evitaría otros efectos inducidos por los gases de efecto invernadero, como la reducción de las precipitaciones y la acidificación de los océanos. Ante estos resultados, Gertler añadió, "estos no son buenos cambios, en comparación con un clima de referencia al que estamos acostumbrados".

Los investigadores tenían curiosidad por ver cómo las mismas huellas de tormentas responderían sólo al calentamiento global, sin la adición de la geoingeniería. Así volvieron a ejecutar los modelos climáticos en varios escenarios sólo con el calentmiento global de fondo. Increíblemente descubrieron que, en el hemisferio norte, el calentamiento global también debilitaría las huellas de las tormentas, en la misma magnitud que con la incorporación de la geoingeniería solar.

Esto sugiere que esta ciencia y los esfuerzos para enfriar la Tierra mediante la reducción del calor entrante no harían mucho por mitigar los efectos del calentamiento global, al menos en las pistas de tormenta, un resultado desconcertante ya que los investigadores no saben cómo explicarlo.

Ante este escenario, Gertler concluyó "reflejar la luz solar no es un contrapeso perfecto para el efecto invernadero". Semejantes conclusiones destacan que la geoingeniería solar no está revirtiendo el cambio climático, sino que está sustituyendo un estado climático sin precedentes por otro, generando así más problemas de los que resuelve.




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