Ciudad de México,
Noelia Acuña
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
La ingeniería de proteínas se convirtió en una herramienta clave en el desarrollo de tratamientos avanzados contra el cáncer, una enfermedad que es uno de los mayores retos de la medicina moderna. En ese sentido, investigadores del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) se encuentran explorando nuevas formas de manipular proteínas para crear terapias efectivas y precisas, abriendo posibilidades prometedoras para combatir distintos tipos de tumores.
Entre quienes lideran esta nueva exploración se encuentra Oscar Molina, un estudiante de doctorado en biología que forma parte del laboratorio del profesor Ronald Raines. Molina, hijo de inmigrantes de primera generación, tuvo que navegar por desafíos personales y profesionales antes de encontrar su vocación en la investigación científica. A pesar de haber sido educado con la expectativa de convertirse en médico o abogado, su pasión por la ciencia se despertó durante sus estudios universitarios en la Universidad de California, Los Ángeles (UCLA).
Si bien inicialmente pensó en estudiar medicina, el descubrimiento de la biotecnología y sus posibilidades terapéuticas lo llevaron a cambiar de rumbo. Hoy, en su quinto año de doctorado, Molina se dedica a investigar el potencial de las proteínas para atacar y eliminar células cancerosas. Su trabajo se basa en la investigación de nuevas técnicas para hacer que las terapias basadas en proteínas sean más efectivas en el tratamiento del cáncer.
Un avance reciente liderado por su equipo sugiere que una sustancia química, la 3-bromo-5-metilenpirrolona, puede combinar múltiples proteínas con gran precisión y control. Esto permite crear terapias más especializadas, algo crucial en el desarrollo de tratamientos contra el cáncer y otras enfermedades.
Molina no solo dedica su tiempo a la investigación. También está comprometido con apoyar a estudiantes de minorías y de primera generación, quienes enfrentan barreras adicionales para acceder a la educación superior. Desde enero de 2022, se encuentra trabajado como becario comunitario de posgrado en el MIT, ayudando a estudiantes a navegar por los desafíos del sistema educativo y promoviendo su desarrollo académico.
A través de este rol, colaboró con distintos grupos de afinidad en el instituto, ayudando con la organización de eventos, la búsqueda de financiamiento y la creación de oportunidades de divulgación comunitaria. También trabajó como líder en el Programa de Investigación de Verano del MIT, y tiene el objetivo de preparar a estudiantes subrepresentados para estudios de posgrado. De la misma forma, también participó activamente como voluntario en organizaciones locales en las áreas de Cambridge y Boston.
Tras completar su doctorado, planea unirse a una empresa emergente en el campo de la biotecnología y, eventualmente, explorar el mundo del capital de riesgo, donde podrá aplicar su experiencia en el desarrollo de terapias innovadoras. Su objetivo final es estar en la vanguardia de la creación de tratamientos biológicos que tengan un impacto en la vida de las personas.