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Ante los desafíos hídricos que 2025 está presentando, los expertos deben pensar en estrategias eficientes pero a la vez rentables. Es ahí cuando la inteligencia artificial entra en escena para dar una mano. Desde el control en tiempo real hasta el mantenimiento predictivo, las herramientas automatizadas están cambiando la manera en que se distribuye, trata y gestiona el agua en infraestructuras críticas.
La confianza hacia esta tecnología es tal que, a lo largo de 2025, se prevé la integración completa de algoritmos avanzados en plantas de tratamiento. Así lo confirmó el informe más reciente de Xylem el cual señaló que se observan reducciones de hasta 25% en el consumo energético gracias a modelos predictivos encargados de ajustar operaciones en función de la demanda. Estas tecnologías permiten administrar estaciones de bombeo y líneas de tratamiento de forma más precisa, según datos climáticos y de consumo en tiempo real.
En paralelo, la inteligencia operativa cobra fuerza con plataformas centralizadas integrando información de múltiples fuentes. Este enfoque, indica el documento, permitirá a los operadores detectar a tiempo fallos críticos, anticiparse a interrupciones del suministro y optimizar la respuesta ante fenómenos como inundaciones o eventos extremos. "La inteligencia artificial es el motor transformador a la gestión del agua en 2025, permitiendo una mayor eficiencia, sostenibilidad y capacidad de respuesta ante los desafíos del sector", declaró José Sanchez, PMO Manager de Idrica.
Otro componente clave es la predicción de la demanda. Las utilities podrán ajustar automáticamente la distribución y almacenamiento del recurso al detectar patrones de consumo o eventos climáticos. Según las proyecciones, esto permitirá responder de manera proactiva a las variaciones en el comportamiento de los usuarios.
Según el documento consultado por NotiPress, el mantenimiento y los sensores, sumados los algoritmos de IA aplicados a datos operativos como vibraciones o fluctuaciones de presión, identificarán fallas previniendo que ocurran, lo cual reducirá los costes y prolongará la vida útil de la infraestructura hídrica. Estas herramientas también permitirán notificar a los usuarios sobre incidentes específicos en tiempo real, promoviendo un consumo más consciente.
Otro avance previsto es la optimización del tratamiento de aguas residuales, área donde la inteligencia artificial ajustará automáticamente procesos para cumplir con estándares ambientales más estrictos. Los gemelos digitales, que simulan escenarios complejos, ganarán sofisticación al anticipar variaciones en la calidad del agua y sugerir medidas correctivas.
La convergencia entre tecnologías automatizadas e inteligencia operativa sugiere un panorama en el cual la tecnología no solo responde a emergencias, sino que anticipa y optimiza cada aspecto de la gestión hídrica.
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