Ciudad de México ,
Carlos Ortíz
Crédito foto: Axel Olivares (Composición/NotiPress)
La historia de Ruth Bourne quedó ligada de forma directa al esfuerzo aliado para descifrar los mensajes cifrados de la máquina Enigma de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, una labor secreta que contribuyó de manera decisiva al curso del conflicto. La criptógrafa judía y veterana del ejército británico murió a los 99 años, tras una vida marcada por el silencio impuesto, el rigor técnico y un reconocimiento que llegó décadas después.
Bourne falleció el 17 de diciembre de 2025. Había nacido el 23 de mayo de 1926 en Mánchester y creció en Birmingham, antes de incorporarse al esfuerzo bélico británico con apenas 18 años. Durante la guerra, sirvió en el Women’s Royal Naval Service y colaboró en el desciframiento del código de la máquina Enigma utilizada por los nazis, según informaron medios británicos.
Antes de alistarse, fue evacuada a Caernarfon, en Gales. Tras completar un periodo de entrenamiento en Escocia, recibió la clasificación de "funciones especiales". Se le advirtió que el trabajo sería secreto, exigente, sin posibilidad de promoción y que no podría abandonar el puesto una vez asignada. Aceptó esas condiciones y firmó la Ley de Secretos Oficiales.
Su destino fueron dos subestaciones de Bletchley Park, Eastcote y Stanmore, en el norte de Londres, centros estratégicos de la inteligencia británica. Allí operó la máquina Bombe, un dispositivo electromecánico desarrollado por Alan Turing para romper el cifrado diario de la Enigma alemana. El sistema permitía identificar con rapidez las configuraciones necesarias para leer los mensajes enemigos interceptados.
Las jornadas se desarrollaban bajo una presión constante y con una exigencia absoluta de precisión. Bourne cumplía turnos de ocho horas, tanto de día como de noche. Una vez descifrados, los mensajes se enviaban a agentes y responsables de inteligencia, que decidían su uso operativo. Ella desconocía el impacto real de esa información y, como recordaría más tarde, "Solo sabía mi parte".
Ruth Bourne presenta la máquina Enigma durante el primer aniversario de la Galería Bombe en 2019. Fuente: The National Museum of Computing
Durante décadas, su contribución permaneció fuera del reconocimiento público. Con el tiempo, admitiría que su papel le otorgó "un pequeño grado de satisfacción personal" en la lucha contra el nazismo, aun cuando ignoraba la magnitud del trabajo realizado en Bletchley Park.El reconocimiento oficial llegó de forma tardía. En 2009, el Gobierno británico le concedió una insignia conmemorativa con la inscripción "También servimos". En 2018, Francia le otorgó la Legión de Honor por su servicio durante la contienda.
Su nieta Bee destacó el legado personal de Bourne en declaraciones a la BBC: "Fue un privilegio para nuestra familia compartir a Ruth con el mundo. Mi abuela era un verdadero destello: inteligente, creativa y llena de ingenio". Añadió que "siempre estaba encantada de dedicar su tiempo a educar a otros sobre su contribución al descifrado de códigos, y fue voluntaria durante décadas en Bletchley Park, guiando visitas".
La familia recordó que Bourne "vive en los libros, en su cerámica y su arte, y en nuestros recuerdos. Será profundamente extrañada por todos". En sus últimos años residió en High Barnet, al norte de Londres.