Ciudad de México,
Jorge Cerino
Crédito foto: Pexels
Durante las últimas décadas, el cambio climático se ha acelerado y recientemente, en mayo de 2021, se alcanzó un máximo histórico en los niveles de dióxido de carbono presentes en la atmósfera. Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), los niveles de dióxido de carbono alcanzaron las 419 partes por millón, 50% por encima de los niveles preindustriales. Bajo este contexto, científicos alrededor del mundo trabajan en identificar mecanismos para ayudar a combatir el avance del cambio climático e investigadores de la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) ven una oportunidad en los elementos conocidos como tierras raras.
Las tierras raras son una serie de quince elementos metálicos llamados lantánidos, pertenecientes al grupo IIIA de la tabla periódica, además del escandio y el ytrio. Se utilizan ampliamente en la industria tecnológica, por ejemplo, en el sector aeroespacial y automotriz, en las pantallas de teléfonos celulares y en la construcción de vías ferroviarias de levitación magnética. También en la fabricación de turbinas eólicas y paneles solares, en tecnologías de imágenes de diagnóstico, como los rayos x y las resonancias magnéticas e incluso en la identificación de billetes falsos. En ese sentido, estiman el uso de tierras raras en la tecnología tiene un valor en el mercado de 5 billones de dólares, según el comunicado de la UAG enviado a NotiPress.
En el comunicado, la UAG señala la posibilidad de recurrir a las tierras raras para aminorar el impacto de la agricultura en el cambio climático. Los investigadores decidieron enfocarse en este rubro, debido a que la producción de alimentos en el campo contribuye con el 19% de las emisiones de gases de efecto invernadero. Para esto proponen el uso de tierras raras, en conjunto con microorganismos endófitos para aminorar su impacto contaminante. Según los investigadores, las tierras raras impulsan la expresión de varios genes en las raíces de los cultivos, responsables del crecimiento de las plantas. A su vez, las tierras raras inducen un estado hiperoxidantes con un efecto protector, haciéndolas más fiables para competir con los microorganismos del suelo por nutrientes. Esto ayudaría a reducir el uso de fertilizantes y de agua, contribuyendo al combate del cambio climático, asegura el escrito.
Según la Oficina de Investigaciones Geológicas y Mineras de Francia, las tierras raras apenas se reciclan, a diferencia de elementos más comunes como el hierro o el cobre. Argumentan, esto se debe a que las cantidades recuperadas a menudo son pequeñas y contienen impurezas, además de necesitar de procesos no tan rentables en comparación a las extracciones más baratas. Sin embargo, para su proyecto, los investigadores proponen la recuperación de tierras raras mediante técnicas de electroquímica, en parte por la inexistencia de minas de tierras raras en México, pero también como una forma de combatir el cambio climático mediante el reciclaje.
Además de reducir, reusar y reciclar, el consumo sostenible y el combate al cambio climático requiere también de soluciones innovadoras, que aprovechen los avances tecnológicos. En este sentido, reutilizar las tierras raras contenidos en los aparatos tecnológicos desechados podría proveer de una oportunidad importante para combatir la huella contaminante de la agricultura y su impacto para el cambio climático.