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Un grupo de exalumnos del Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) inventaron un producto que, a pesar de no ser de primera necesidad, podría acabar con una desagradable experiencia por la que ha pasado todo el mundo. Cleana, una empresa emergente fundada por exalumnos del MIT, desarrolló un asiento de inodoro autoelevable para mejorar la higiene del baño.
Ya se han instalado alrededor de mil asientos Cleana en escuelas, aeropuertos, gimnasios y estadios. Sus clientes incluyen el Gillette Stadium, la YMCA e incluso el propio MIT que ha instalado el asiento de inodoro en el campus.
Todos los que han tenido que usar un baño sucio saben lo grave que es el problema", afirma Richard Li, cofundador y director de tecnología de Cleana. "Todos lo saben, pero nadie ha sido capaz de solucionarlo de una forma sencilla y elegante", agrega Li.
Li comenzó a incursionar en el proyecto durante la pandemia de Covid-19, una época en la cual los gérmenes eran una preocupación primordial para todos. En ese momento, Li se puso en contacto con algunos estudiantes de la Universidad de Boston para crear un prototipo que le diera autonomía al asiento del inodoro.
El equipo debió pasar muchas noches recorriendo los baños de Boston y desmontando cientos de asientos para probar el ajuste del producto de Cleana en diferentes inodoros. Para comprobar sus resultados, Li junto al resto de los fundadores se pararon afuera del baño de una discoteca local con una unidad instalada e intentaron entrevistar a los usuarios sobre su experiencia. Los resultados indicaron que los asientos de inodoro de Cleana fueron los más limpios y secos que sus contrapartes estándar.
Su apariencia es la de un asiento normal, pero está dotado de ciertas características. El asiento detecta cuándo una persona lo está usando y utiliza un sistema inteligente para ajustar cuándo debe levantarse automáticamente. Además, incorpora agentes antimicrobianos para evitar la propagación de gérmenes y su asa especial evita que los usuarios tengan que tocar el resto del asiento.
De esta forma, afirma Li, "le ahorra mucho tiempo al personal de limpieza. A veces, las empresas tenían que enviar personal de limpieza a sus baños varias veces al día para comprobar que el asiento del inodoro estaba limpio. Ahora se dan cuenta de que cada vez que entran, ya está limpio".
Para el siguiente objetivo, el equipo busca crear una versión premium para el hogar, el cual baja automáticamente el asiento y la tapa del inodoro en lugar de levantarlos. La invención también busca poner fin al antiguo debate sobre bajar el asiento del inodoro, al mismo tiempo que protege a los niños pequeños, las mascotas o los objetos que se caen de los riesgos de una taza abierta.
Richard Li sueña con un futuro en el que cada baño de las gasolineras o de los restaurantes tengan la tapa de inodoro inteligente que su equipo creó. De hecho, está tan orgulloso de su invención que para la ceremonia de graduación en el MIT, Li no llevó la típica banda alrededor de su cuello, sino su asiento de inodoro.
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