Foto: Instagram
Billie Eilish, la cantante norteamericana de 18 años, fue considerada por el diario inglés The Guardian como la artista del año.
2019 fue un año de música importante. El pop siempre es un radar para detectar las tendencias sociales y Eilish (Los Ángeles, 2001) ha estado en la mira gracias a su álbum debut When We All Fall Asleep, Where Do We Go?, una colección de canciones que han liderado las listas de ventas de discos y de streaming. Aquí, cinco razones por las que Eilish es la artista del año:
Canciones: a Billie Eilish le importan sus canciones. En una era pop en la que los productores son centrales para potenciar un tema en cuanto a ritmo y tono, Eilish prefiere centrarse en escribir buenas canciones y luego producirlas para realzarlas. Tuvo su primer éxito en Soundcloud con "Ocean Eyes" y desde entonces ha crecido como compositora junto a su hermano Finneas; ahora hay ecos de los discos clásicos que escuchaban sus padres (guiños a ABBA, Dionne Warwick, Joni Mitchell) pero con un toque contemporáneo. Además, se niega a abandonar las melodías: hits asegurados.
Álbum: en una era de singles para radio y streaming, Billie y Finneas decidieron apostar por el formato del disco de larga duración para decir lo que tenían por decir. El álbum es una secuencia de temas hilados que exploran temas oscuros mediante canciones intimistas; el efecto es, casi, estar escuchando a la cantante en su habitación, hablando sobre corazones rotos, miedos y esperanzas, pesadillas y sueños, adicciones y filias. Es decir, es un disco clásico con un toque moderno.
Visualidad: Billie Eilish es, de inicio, un shock visual. Es una cuestión de estilo subversivo (y sumamente llamativo), de actitud abiertamente fastidiada por las convenciones sociales (¿ya se nos olvidó el punk?) y de moda a la vanguardia (se niega a usar ropa entallada para evitar su sexualización y dejar que su arte hable por ella). Podrá no gustar a mucha gente, pero su imagen se ha vuelto icónica.
Juventud: si la piedra angular del rock’n’roll era el ansia juvenil, Billie Eilish lo tiene. A pesar de que se aleja del sonido eléctrico del género y se explora mediante lo acústico y lo electrónico. A los 15 años ya estaba explorando su creatividad mediante canciones, y a los 17 grabó ya canciones definitorias para toda una generación. Si Lena Dunham quería en su serie Girls ser "la voz de su generación" o, al menos, "de alguna generación", Billie Eilish le ha comido el mandado: conecta de inmediato con la juventud de todo el mundo con su sonido angustioso (aunque funky a veces) y sus letras que ahondan en las preocupaciones de los nacidos en el nuevo siglo.
Compromiso con su público y consigo: Eilish está completamente en boga porque no solo habla de lo que preocupa a la juventud hoy; lo vive. Representa el empoderamiento (femenino y de minorías), la consciencia sobre enfermedades mentales, pulverización de barreras y prejuicios sociales, alza la voz contra el anquilosamiento de las pasadas generaciones. Como solo el pop sabe hacerlo. Además, lo hace con disciplina, gusto y compromiso.
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