Ciudad de México,
Judith Moreno
Crédito foto: Gustavo Torres (NotiPress)
En diciembre de 2025, el bacalao a la vizcaína reafirma su papel como uno de los platillos más esperados en las mesas mexicanas, volviéndose un símbolo navideño conectando generaciones, sabores e historias. Lejos de su pasado sobrio, este alimento de origen nórdico se transformó en un emblema festivo con identidad propia.
Originalmente asociado a la abstinencia religiosa en Europa, el bacalao seco y salado era consumido durante los ayunos cristianos por su larga vida útil y alto valor proteico. Su presencia en embarcaciones permitió su llegada a América, donde las tradiciones españolas lo adaptaron a nuevos ingredientes y contextos. De acuerdo con información obtenida por NotiPress, esta evolución cultural se reafirma cada diciembre en los hogares mexicanos.
De acuerdo con el Norwegian Seafood Council, "la salazón es una técnica ancestral de conservación que consiste en cubrir todo el pescado con sal para extraer su humedad y evitar el desarrollo de microorganismos como hongos y bacterias". Al combinarla con el secado, el pescado podía ser transportado miles de kilómetros sin refrigeración, lo cual permitió que el bacalao se integrara a nuevas culturas y climas, especialmente durante el periodo colonial.
A lo largo del tiempo, la receta original del bacalao a la vizcaína, basada en cebolla, ajo y pimientos secos, se transformó en México con la incorporación de ingredientes locales como jitomate, aceitunas, alcaparras y chiles. Este cambio otorgó al platillo un carácter más colorido, aromático y vinculado al entorno culinario nacional. Lo que alguna vez fue una preparación sobria para la vigilia cristiana se convirtió en un emblema de celebración familiar.
La preparación del bacalao marca el comienzo de la temporada navideña, señala el Norwegian Seafood Council. El aroma del platillo evoca memorias compartidas y anticipa la calidez y el sabor de estas fechas. Para muchas familias, su preparación no solo es una receta, sino un ritual colectivo que incluye desalarlo durante horas, desmenuzarlo con cuidado y cocinarlo en compañía de seres queridos.
Además de su sabor, el platillo resalta por su carga simbólica. Reunir a la familia alrededor del fogón, seguir una receta transmitida entre generaciones y compartir el resultado en Nochebuena son actos que fortalecen la identidad cultural. En este sentido, el bacalao a la vizcaína actúa como un puente entre la memoria histórica y la vida contemporánea.
Cada diciembre, su presencia en mercados y mesas mexicanas refleja una costumbre gastronómica y también la permanencia de una tradición que une contextos geográficos y espirituales. Según el Norwegian Seafood Council, esta tradición navideña reúne las raíces nórdicas del bacalao, la técnica española que lo transformó y el toque festivo de la cocina mexicana.
En épocas decembrinas, su vigencia se mide en toneladas importadas o recetas compartidas, pero también en su capacidad para reunir a familias enteras alrededor del fuego, la memoria y el sabor. En México, la temporada decembrina comienza el 16 de diciembre y el bacalao se convierte en un deleite para el paladar.