Ciudad de México,
Francisco Vicario
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Tras las revueltas de la Primavera Árabe y el movimiento Occupy, las redes sociales emergieron como un poderoso instrumento de movilización masiva. Una publicación en X o en Facebook tenía la capacidad de congregar a miles de personas en cuestión de horas. En 2012, las calles de México se convirtieron en escenario de protestas cuando los jóvenes expresaron su descontento con los resultados de las elecciones generales.
Mariel García-Montes, recién graduada de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), vivió de cerca estas manifestaciones. Algunos de sus compañeros participaron en las protestas de forma pacífica, y uno de ellos fue arrestado. Mientras revisaba videos y fotografías de vigilancia en línea para ayudar a su liberación, García-Montes quedó impactada por la efectividad de las herramientas tecnológicas que tenía a su disposición. Gracias a las pruebas visuales que demostró, su compañera fue liberada.
"Los videos, mapas y fotografías la situaban en un lugar distinto al que se indicaba en su comparecencia", cuenta García-Montes. Este suceso fue un punto de inflexión en su vida, ya que comprendió el potencial de la tecnología para proteger los derechos civiles. Desde entonces, se enfocó en explorar y cuestionar los usos de la tecnología, tanto para la vigilancia como para la protección de la privacidad.
En 2016, García-Montes llegó al Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) para cursar una maestría en estudios comparativos de medios. Actualmente, trabaja junto a la profesora Eden Medina en una tesis doctoral dentro del programa de Ciencia, Tecnología y Sociedad. Su investigación analiza cómo la tecnología influyó en la vigilancia y la privacidad, con un enfoque particular en México.
"Me encantaría que mi trabajo, tanto teórico como práctico, se incorporara a los movimientos globales en pro de una vigilancia equilibrada y necesaria", comenta García-Montes. Señala que estos mecanismos deben tener límites claros para no comprometer la privacidad y otros derechos fundamentales.
Criada en una familia de mujeres intelectuales, su madre —profesora de filosofía— desempeñó un papel fundamental en despertar su interés por la justicia y la tecnología. Desde joven, tuvo acceso a Internet y fue consciente de la desigualdad que implicaba el no tener acceso a la información en línea.
A lo largo de su carrera, García-Montes trabajó con organizaciones como UNICEF y Global Changemakers, buscando formas de proteger a los jóvenes en el entorno digital. Hoy, sus esfuerzos se centran en crear un entorno donde el comportamiento en línea priorice el bien público sobre las ganancias económicas.
"Necesitamos repensar todo el ecosistema", asegura la mexicana en una publicación del MIT. La clave, para ella está en la educación de los usuarios y en generar sistemas tecnológicos que preserven la privacidad y promuevan conductas responsables en el espacio digital.