Ciudad de México,
Patricia Manero
Crédito foto: Getty Images/iStock
En el contexto del Día Mundial de la Salud Mental, conmemorado el 10 de octubre, la conversación sobre el bienestar emocional ha cobrado gran relevancia en México. En el país, tres de cada diez personas han enfrentado problemas de salud mental, según el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). Este 2024, el IMSS celebra una década de su programa de atención en salud mental, en el que ha brindado asistencia a más de 158,000 personas entre enero y mayo, con la ansiedad y la depresión como los trastornos más comunes.
En los meses más recientes, la salud mental ha dejado de ser un tema tabú, gracias a la influencia de medios masivos, como la televisión y las redes sociales. Programas como La Casa de los Famosos y la adaptación mexicana de El Amor es Ciego, han contribuido a visibilizar estas problemáticas. Estos reality shows han logrado abrir debates necesarios que han llegado a los hogares y las conversaciones públicas, promoviendo un cambio cultural hacia una mayor comprensión y apoyo emocional.
Además, marcas y empresas están reconociendo su papel en esta transformación. De acuerdo con Sammy Malave, gerente de investigación creativa de Getty Images, la representación visual en medios y publicidad ha sido clave en la percepción de la salud mental. Malave señala que las imágenes tradicionalmente vinculadas a trastornos emocionales suelen ser estereotipadas, mostrando personas tristes y aisladas. Esto limita la comprensión de cómo estos problemas afectan a diferentes grupos de edad y género.
El impacto de estos programas y la conversación en redes sociales también ha generado que los consumidores exijan mayor coherencia en las marcas que apoyan. VisualGPS de Getty Images indica para NotiPress que el 70% de los mexicanos prefieren comprar productos de empresas que se alinean con sus valores, lo que se evidenció cuando varios patrocinadores se distanciaron de La Casa de los Famosos tras acusaciones de violencia en torno al programa. Esta situación refleja cómo las marcas pueden convertirse en actores responsables del diálogo sobre salud mental.