Miércoles, 10 de diciembre de 2025

Advierten efectos a largo plazo del bótox en la mandíbula que aún no se conocen

Aunque un estudio en ratones muestra alivio del dolor sin efectos inmediatos, persisten dudas sobre el uso sostenido de la toxina

Ciudad de México , 04-08-2025   Carlos Ortíz

Crédito foto: Pexels

Un estudio reciente en modelos animales sugiere que el bótox en la mandíbula podría aliviar el dolor sin alterar el movimiento ni la alimentación. Sin embargo, especialistas advierten que todavía no se sabe qué efectos a largo plazo podría tener este tratamiento si se aplica de forma repetida o prolongada en humanos.

La investigación, publicada en JNeurosci el 30 de julio de 2025, fue desarrollada por científicos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio. Los investigadores inyectaron toxina botulínica directamente en la articulación temporomandibular (ATM) de ratones macho que presentaban un cuadro de dolor similar al trastorno temporomandibular. De acuerdo con el estudio, esta aplicación redujo el dolor sin causar disfunción muscular, lo cual representa un hallazgo relevante frente a las preocupaciones comunes sobre el uso de bótox en tejidos sensibles.

No obstante, los resultados se limitaron a efectos de corto plazo y en un modelo animal. Aún no se ha evaluado si el uso repetido de bótox en la mandíbula podría generar cambios estructurales, desgaste articular, o alteraciones funcionales con el tiempo. Tampoco se han identificado posibles efectos acumulativos en pacientes humanos.

Actualmente, la toxina botulínica se utiliza en contextos médicos para tratar condiciones como espasmos musculares, migrañas crónicas y trastornos neuromusculares. En algunos casos, su uso prolongado ha requerido ajustes de dosis o cambios en la estrategia terapéutica debido a disminución de eficacia o efectos adversos.

"Los resultados son prometedores, pero la seguridad a largo plazo sigue siendo una pregunta abierta", señalan los autores del estudio. Además, el experimento no contempló aspectos como la regeneración de tejidos, adaptación articular o la necesidad de aplicaciones periódicas para mantener el efecto analgésico.

El trastorno temporomandibular es una condición que afecta a millones de personas en el mundo y puede limitar funciones básicas como hablar, masticar o bostezar. Ante la búsqueda de tratamientos alternativos, el bótox surge como una posibilidad que requiere más evidencia antes de ser recomendada para uso clínico extendido.

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