Ciudad de México,
Patricia Manero
Crédito foto: Pixabay
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas, Alcohol y Tabaco, alrededor de 5 millones de personas en México con una edad de entre 12 y 65 años han probado en algún momento el cigarro electrónico. En este sentido, el país aún no considera ilegal su venta, producción y consumo, pero en 2019 la Secretaria de Salud Federal emitió dos alertas epidemiológicas por el uso de estos productos.
En este sentido, la directora de área de la oficina del comisionado federal de la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), Marcela Madrazo explicó, cuando se redactó en 2010 el artículo 16 de la Ley General para el Control del Tabaco, el cual refiere a la prohibición de comerciar, vender, distribuir, exhibir, promocionar o producir cualquier objeto que no sea producto de tabaco, aún no existían los cigarros electrónicos, por lo tanto, es necesario actualizar la ley en función de incluir estos dispositivos.
Asimismo, según la experta Silvia Arzate Rodríguez los cigarros electrónicos han incumplido con sus principales objetivos, es decir, disminuir el consumo de tabaco y reducir el número de muertes e incidencia de cáncer. La neumóloga y oncóloga del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), Carla Paola Sánchez Ríos indicó, a partir de 2013 aumentó el consumo de tabaco en la población mexicana y la práctica del vapeo salió de los estándares de control.
Uno de los mitos relacionados al uso del cigarro electrónico es que ayuda a disminuir el consumo de tabaco. No obstante, Sánchez Ríos explica, no existe diferencia si el usuario cambia de dispositivo para ingerir nicotina. Antes los cigarrillos eran desechables, ahora contienen cartuchos con capacidad de adicionar esta sustancia adictiva u otras drogas; estos son conocidos como dispositivos de tanque abierto, donde el usuario puede decidir la cantidad de mezclas dentro de su cartucho, por lo tanto, no está garantizada su productividad en materia de disminuir el tabaquismo.
De esta manera, según evidencia científica solo la terapia triple o combinada, que funciona mediante la aplicación de un fármaco, un sustituto de nicotina y una terapia cognitivo conductual, ha registrado las mayores tasas de abstinencia y efectividad entre las personas con deseos de dejar el tabaco.
Por otra parte, entre los elementos adictivos de los vapeadores o cigarros electrónicos se encuentran la concentración de nicotina elegida por el usuario; el proceso de vaporización y las sustancias utilizadas en el líquido, pues los aditivos cuentan con la posibilidad de modificar la manera de absorber la nicotina. Igualmente, como cualquier adicción, se cultiva por el hábito, ya que no es lo mismo comparar a una persona que vapea dos o tres veces al día, con otra con la costumbre de vapear durante 12 horas al día.
Según Sánchez Ríos, los vaporizadores o cigarros electrónicos no garantizan la seguridad de sus usuarios, ya que puede provocar adicción, no ayudan a reducir el tabaquismo y ya ocasionó muertes y daños en vías respiratorias en jóvenes.