Ciudad de México,
Jorge Cerino
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A raíz de la pandemia por Covid-19 las escuelas de más de 190 países cerraron para evitar los contagios durante la primera etapa de esta crisis de salud, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). En estas circunstancias derivaron nuevos retos y cambios para mantener la educación a distancia funcional y a los alumnos interesados en el aprendizaje. A partir de esta necesidad los expertos encontraron en la educación activa, en cooperación con la tecnología, una solución que además podría incorporarse en el aula con el regreso a clases.
El método de educación activa es aquel donde el alumno es protagonista de su propio aprendizaje, contrario a un modelo tradicional, donde el profesor establece el ritmo de aprendizaje. Como publica la revista Science en una colección de estudios, diversos investigadores encontraron que las técnicas de educación activa alientan a los estudiantes a producir pensamientos y obtener retroalimentación mediante tecnología o en entornos interactivos, en vez de recibir información pasivamente.
Dichos estudios llegaron a diversas conclusiones, como los beneficios de la actividad física para la creatividad y la generación de ideas. También que la educación activa produce mejores resultados en comparación con los métodos tradicionales, aunque para los alumnos no sea evidente en una primera instancia. Además, algunos de estos análisis señalan la utilidad de recurrir a nuevos recursos de la tecnología para impulsar la educación activa, como la inteligencia artificial (IA).
Una de estas investigaciones descubrió que la incorporación de un ayudante virtual basado en IA, para interrogar a los estudiantes, alentarlos a pensar críticamente e involucrarse en discusiones; aumentó el aprendizaje en actividades prácticas, además de apoyar a los profesores. Esta plataforma de realidad mixta permite a los alumnos realizar e interpretar experimentos del mundo real con retroalimentación interactiva personalizada. Esta retroalimentación con tecnología IA podía ser apagada o encendida y, según la exploración, al apagarse los estudiantes aprendieron mucho menos.
Otros estudios apoyan también la inclusión de la tecnología para alcanzar métodos de educación más eficientes, en particular con el uso de dispositivos de realidad virtual (VR). Un estudio publicado en la revista Translational Issues in Psychological Science evaluó el uso de VR para el aprendizaje de neuroanatomía. Los resultados apuntaron a un mejor resultado para el aprendizaje basado en experiencia, con los participantes reportando mejor facilidad de uso y una experiencia más agradable. Otro estudio publicado en la revista Journal of Geography in Higher Education, también identificó la utilidad de la tecnología VR para mejorar el aprendizaje y la enseñanza de la geografía.
Ya sea mediante la inteligencia artificial o realidad virtual, el uso de la tecnología puede impulsar mejoras en la educación, particularmente en la enseñanza activa. La enseñanza activa puede funcionar de muchas formas distintas, incluso de formas contradictorias, señalan los expertos en la materia. De esta forma, la investigación continua en el área permite mejoras que podrían facilitar un aprendizaje más efectivo y agradable.