Foto: kailash kumar from Pexels
Ansiedad, depresión, problemas para concentrarse e irritabilidad fueron los síntomas que más presentaron los jóvenes en dos investigaciones realizadas por las universidades de Carolina del Sur en conjunto con la Universidad de Huazhong y la Universidad Miguel Hernández. Los estudios fueron realizados con la finalidad de profundizar en el conocimiento sobre los impactos psicológicos del confinamiento en niños y adolescentes.
Realizaron un estudio para conocer las repercusiones del aislamiento en niños y adolescentes en el epicentro de la pandemia de coronavirus, en las ciudades de Wuhan y Huangshi, en la provincia de Hubei. Se entrevistó a 2,330 menores escolarizados y preadolescentes: encontraron que uno de cada cinco niños que permaneció en cuarentena o confinamiento obligatorio presentó síntomas de depresión y ansiedad.
Durante el brote de covid-19 se redujeron las actividades al aire libre y la interacción social, factores que pudieron haber contribuido al alza de los síntomas depresivos en los niños. Por otra parte, el estudio encontró que el 18.9% de los estudiantes entrevistados experimentaron síntomas de ansiedad, esta cifra fue mucho mayor a diferencia de su prevalencia en otras investigaciones, advirtieron los profesionales de la salud en el estudio publicado en la revista JMA Pediatrics.
La Universidad Miguel Hernández entrevistó a 1,125 padres, 712 italianos y 413 españoles, con hijos entre 3 y 18 años. Descubrió que el 69% de los jóvenes e infantes tienen más dificultad para concentrarse, 49% se sienten más aburrido de lo normal, 43% están más irritable, 36% se han vuelto más dependientes de sus padres y el 30% se preocupan cuando algún familiar sale de casa. Esto se ha manifestado en que algunos jóvenes experimenten miedo a la infección del virus, coman más de lo normal, teman dormir solos o se encuentren desmotivados y tristes.
Alejandra Camacho, pediatra colombiana, aclaró que no todos los niños presentarán síntomas de igual forma, pues varía dependiendo de la edad y su experiencia previa al encierro: Un bebé probablemente no notará la diferencia, mientras un niño que asistía a la escuela sufrió un cambio abrupto para el cual no estaba preparado. Los niños más pequeños todavía no han desarrollado la noción de peligro o miedo, en consecuencia podrían asumir con mayor temor o frustración el hecho de estar aislados o la información que reciben.
Según Alejandra, los adolescentes tendrán la peor experiencia: El cierre de escuelas y la cancelación de eventos provocará la perdida de algunos de los momentos más importantes de su vida, así como de actividades cotidianas importantes como hablar con amigos.
Algunas de las acciones que los padres pueden realizar para procurar el bienestar mental de sus hijos en este confinamiento obligatorio, sean niños o adolescentes, es hablar del tema con claridad y honestidad, ayudarles a expresar de manera efectiva sus sentimientos, mantener las rutinas familiares en la vida diaria, así como enseñarles a protegerse a sí mismos y a sus amigos.
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