Ciudad de México,
Ricardo Cocoletzi
Crédito foto: Freepik
Ricardo Molinari un exjugador de básquetbol, salía como de costumbre al Club Comunicaciones de Pergamino en Argentina a lanzar el balón al tablero de la cancha. Cuando terminó, se sentó en las tribunas a observar como un espectador el partido. De pronto, algo llamo su atención, un entrenador golpeó el piso con un bastón mientras un alumno invidente corría hacia el ruido producido por el objeto.
Molinari observó que el chico no sólo reaccionaba al sonido, sino también variaba el ritmo, a veces rápido y a veces lento. Al ver esta práctica, se cuestionó las razones por las cuales un ciego no podría jugar básquetbol y se lo atribuyó a una falta de elementos. Tras esta experiencia, el exjugador comenzó a trabajar en un proyecto, el cual más tarde daría paso al Básquetbol para Ciegos.
Los elementos faltantes, según el argentino, fueron completados al cubrir las necesidades de las personas invidentes mediante diversos métodos. En este sentido, se enfocó en ayudarles a distinguir lo que pasaba a su alrededor mediante el oído. Dentro del deporte, el sonido es indispensable, por ello Molinari creó un balón que posee balines con la capacidad de producir ruido sin afectar el rebote.
Por su parte, el tablero emite diversos sonidos para identificar si el balón tocó o no la periferia del mismo. Por otro lado, la cancha es delimitada mediante una banda elástica. Además, toda la superficie cuenta con relieve, el cual ayuda a los jugador a saber en qué zona se encuentran.
Dicha adaptación representa un avance en la inclusión de personas discapacitadas en el mundo de los deportes. Tras esta adaptación, Argentina logró captar la atención de los medios locales e internacionales, por lo que pudo mostrar esta nueva invención al mundo.
Tras nueve años de arduo trabajo, fue posible materializar lo que alguna vez fue un sueño, dijo Molinari. Y añadió, "No lo hice por el hecho de crear y obtener el registro de una marca. Mi único interés y meta siempre fue el hacer posible el básquetbol para personas invidentes y débiles visuales".
Entre sonrisas, antifaces y curiosidad, el día 26 de Marzo del 2011 quedó marcado por albergar el primer partido de básquetbol para ciegos. Los equipos rivales eran alumnos del creador del juego y vistieron camisetas de color blanco con celeste.
Durante la búsqueda del reconocimiento oficial como un deporte adaptado, el básquetbol para ciegos y débiles visuales se ha topado con diversos obstáculos que limitan el conocimiento de esta disciplina. Esta situación no ha mermado los ánimos de su creador, pues él continúa buscando apoyo para la práctica y su reconocimiento por parte del Comité Paralímpico Internacional.
Con todo el trabajo hecho para obtener el reconocimiento, Molinari se ganó el apodo de "Braille del Basquetbol", por su contribución en la inclusión de las personas ciegas y débiles visuales. "Braille no fue reconocido hasta hace cien años, espero lograr ver materializado mi sueño de ver la practica del básquetbol para ciegos, tanto en el deporte nacional como en las escuelas para ciegos y débiles visuales", afirmó el exjugador argentino.