
Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
Un estudio dirigido por el Instituto Oncológico de Penn State reveló un incremento significativo en los casos de melanoma en 15 condados del centro-sur de Pensilvania con presencia de tierras agrícolas o ubicados en sus proximidades. Entre 2017 y 2021, los adultos mayores de 50 años que residían en estas zonas presentaron un 57% más de probabilidades de desarrollar esta forma grave de cáncer de piel, en comparación con otras regiones del estado.
Dicha investigación, publicada el 14 de noviembre en JCO Clinical Cancer Informatics, examinó datos del registro estatal de cáncer durante un periodo de cinco años. El análisis abarcó áreas rurales y metropolitanas, lo que, según los investigadores, amplía el alcance del riesgo más allá de quienes trabajan directamente en el campo.
"El melanoma suele asociarse con las playas y tomar el sol, pero nuestros hallazgos sugieren que los entornos agrícolas también pueden influir", afirmó Charlene Lam, profesora asociada de dermatología en Penn State Health y coautora del estudio. "Esto no afecta solo a los agricultores. Comunidades enteras que viven cerca de zonas agrícolas, personas que jamás pisan un campo, también pueden estar en riesgo". El equipo científico ajustó los datos considerando la radiación ultravioleta y los factores socioeconómicos.
Aun así, detectaron que los condados con mayor superficie cultivada y mayor uso de herbicidas registraban tasas de melanoma significativamente más altas. Según el informe, por cada aumento del 10% en superficie cultivada, la incidencia de melanoma creció un 14%. En áreas con un 9% más de uso de herbicidas, los casos subieron un 13%.
"Los pesticidas y herbicidas están diseñados para alterar los sistemas biológicos", explicó Eugene Lengerich, profesor emérito de ciencias de la salud pública y autor principal del artículo. "Algunos de esos mismos mecanismos, como el aumento de la fotosensibilidad o la provocación de estrés oxidativo, podrían, en teoría, contribuir al desarrollo del melanoma".
Lam también advirtió sobre los riesgos indirectos de exposición, indicando que los químicos pueden dispersarse por el aire, acumularse en el polvo doméstico y llegar a las fuentes de agua. "Nuestros hallazgos sugieren que el riesgo de melanoma podría extenderse más allá del ámbito laboral a comunidades enteras", afirmó.
Benjamin Marks, señaló que el estudio no establece una causalidad directa, pero sí evidencia una correlación que merece más atención: "Consideren esto como una señal, no como un veredicto". Los investigadores destacaron que se han reportado patrones similares en zonas agrícolas de Utah, Polonia e Italia. Como siguiente paso, Lam lidera una investigación de seguimiento en comunidades rurales para analizar prácticas agrícolas y posibles rutas de exposición.
"La prevención del cáncer no puede darse de forma aislada", afirmó Lengerich. "Este estudio demuestra la importancia de un enfoque de ‘Una sola salud’, que comprende que la salud humana está profundamente conectada con nuestro medio ambiente y los sistemas agrícolas".
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