Ciudad de México,
Fernanda Martínez
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Las plantas de arboretos y jardines públicos pueden contribuir al problema de especies invasoras no nativas, señaló un nuevo estudio de la Universidad de Cincinnati. Según los resultados, estas plantas y jardines pueden crear inadvertidamente áreas silvestres con plantas no nativas.
Denis Conover, profesor de biología de la Universidad de Cincinnati, se percató de numerosos ejemplos de especies invasoras no nativas en el paisaje del campus. Esta observación lo motivó a examinar el impacto de las plantas invasoras, los resultados fueron publicados en la revista Ecological Restoration.
Así, el estudio señala, estas especies invasoras no nativas pueden llegar a ser muy perjudiciales para los ecosistemas. Pues una vez que ingresan a las áreas naturales, pueden apoderarse y excluir a las plantas nativas y hasta a los animales dependientes de ellas.
Para la realización de este estudio se utilizó el arboreto del cementerio Spring Grove de Cincinnati, el cual registró más de mil 200 especies de árboles, arbustos, enredaderas y otras plantas. El arboreto alberga 26 árboles maduros notables, conocidos como campeones por ser la mayor representación de su especie. Este alberga muchas plantas nativas, como el roble blanco, no obstante, algunas plantas exóticas han dado frutos y semillas que los pájaros o vientos transportan a los bosques vecinos. Si bien, sus efectos no son obvios actualmente, en algunas décadas posteriores se podrán mostrar los signos de los invasores, como el peral Callery.
Kate Nordyke, ex especialista en herbario del cementerio, calificó como alarmante la facilidad con la que algunas plantas cultivadas se extienden a áreas naturales. En ese sentido, es importante tomar decisiones informadas sobre las especies plantadas en patios y jardines.
Un claro invasor es el alcornoque de Amur del cementerio, el cual cuenta con semillas que brotan de un parque adyacente al cementerio, Parker Woods Nature Preserve. En total, se han encontrado 25 alcornoques maduros de Amur, el más antiguo tiene 60 años. Cabe señalar, hace nueve años, algunos voluntarios limpiaron acres de madreselva de Amur invasora y no nativa de la Reserva Natural Buttercup Valley del parque de Cincinnati.
Ante la llegada de las especies invasoras no nativas, el cementerio está tomando medidas importantes para evitar su propagación. Por ejemplo, dejó de plantar hiedra inglesa y trepador invernal, dos especies invasoras comunes, y comenzó a reemplazarlas con coberturas de suelo nativas. No obstante, mientras la gente continúa comprando y plantando árboles y arbustos, así como flores invasoras para sus jardines, el problema continuará. Por lo cual, lo mejor es elegir de alternativas nativas, que benefician a los insectos, las aves y otros animales salvajes.
Los bosques dominados por especies invasoras se degradan con el tiempo en más de un sentido. La madreselva de Amur oscurece y mata las plantas y enredaderas nativas que se encuentran en el suelo. Estos bosques no retienen tanta agua ni suelo y proporcionan mucho menos hábitat para la vida silvestre en comparación con los bosques nativos con su gran variedad de especies.
Podría parecer que no se puede hacer mucho para revertir la situación, pero los expertos aseguran que está en manos de las personas frenar este problema. En ese sentido, se debe educar sobre las especies invasoras, particularmente las emergentes, pues podrían representar un problema a futuro.
A pesar de afectar las zonas boscosas, las especies invasoras afectan más fuerte y más rápido las islas, reveló el estudio. Esto se debe al aislamiento de estas y a la falta de depredadores naturales para controlar las especies foráneas.