Ciudad de México,
Jorge Cerino
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Respirar aire contaminado podría generar partículas tóxicas vinculadas a trastornos cerebrales y daños neurológicos, sugiere un estudio reciente. Según un comunicado de la Universidad de Birmingham, la cantidad de partículas finas capaces de llegar al cerebro a través del torrente sanguíneo, desde los pulmones, es ocho veces mayor a las que pasan directamente de la nariz. Esto genera nueva evidencia sobre la relación entre la contaminación del aire y los efectos perjudiciales de dichas partículas en el cerebro, asegura la universidad.
Aunado a esto, el estudio también detectó indicios de que, una vez en el cerebro, las partículas permanecen allí más tiempo, en comparación con otros órganos metabólicos principales. Los autores de la Universidad de Birmingham y de varios centros de investigación chinos descubrieron este proceso al detectar partículas finas de la contaminación en líquidos cefalorraquídeos humanos. Estas muestras pertenecían a pacientes con historial médico de trastornos cerebrales, puntualiza el comunicado de la universidad.
En este sentido, la institución define a la contaminación del aire como un cóctel de diversos componentes tóxicos. Entre estos, las partículas finas PM2.5 y PM0.1 son las más preocupantes por sus efectos perjudiciales para la salud. Estas partículas ultrafinas, advierten, son capaces de escapar de los sistemas de protección del cuerpo, como las células inmunitarias y otras barreras biológicas. De esta forma, las partículas inhaladas de la contaminación pueden entrar al torrente sanguíneo, al cruzar la barrera entre el aire y la sangre. Posteriormente, éstas llegan al cerebro y, al hacerlo, provocan daños en la barrera entre el cerebro y la sangre y en los tejidos circundantes.
Según el comunicado, existe evidencia reciente de un fuerte vínculo entre los altos niveles de contaminación y la neuroinflamación marcada, cambios similares al Alzheimer y problemas cognitivos en personas mayores y niños. Además, otras investigaciones también señalan efectos adversos de la contaminación del aire en la salud mental. Por ejemplo, la exposición al ozono, a través de la contaminación ambiental, también se ha vinculado con un aumento de síntomas de depresión en adolescentes.
De acuerdo al estudio publicado en la revista Developmental Psychology, entre estos síntomas se incluyen sentimientos persistentes de tristeza o desesperanza, dificultad para concentrarse, trastornos del sueño e incluso pensamientos suicidas. Dicha relación posiblemente sea causada por el efecto inflamatorio del ozono y otros contaminantes del aire, asociado con la aparición y desarrollo de depresión, señalan.
Similarmente, se sabe que la contaminación del aire fue responsable de un millón de muertes alrededor del mundo en 2017, según un estudio publicado en la revista Nature Communications. Estas muertes estuvieron vinculadas a la quema de combustibles y otras fuentes de materia particulada fina PM2.5, detallan los investigadores.
Así, la contaminación del aire tiene fuertes implicaciones en la salud humana, ya sea con afectaciones al clima y el medio ambiente, como directamente sobre el cuerpo de las personas. Este tipo de investigaciones arroja luz sobre la importancia de trabajar en disminuir las fuentes de contaminantes, particularmente aquellas generadoras de ozono y partículas finas, capaces de pasar de los pulmones al cerebro, causando serias afectaciones neurológicas.