Ciudad de México,
Jorge Cerino
Crédito foto: Emma Simpson on Unsplash
Especialistas advierten sobre los posibles efectos que el salir de la cuarentena puede traer a la salud mental. El doctor Josman Espinosa Gómez, docente investigador de la Escuela de Psicología del Centro de Enseñanza Técnica y Superior (CETYS Universidad) Campus Mexicali, habló, en un comunicado de la Universidad, del síndrome de la cabaña como consecuencia natural del encierro por la Covid-19.
Con la desescalada en las medidas de confinamiento en varios países alrededor del mundo, el abandonar el encierro –considerado un lugar seguro– puede traer consigo sentimientos de estrés, miedo e inseguridad al no poder seguir observando las medidas de sanitarias de la misma manera que dentro del hogar.
A pesar de la relativa normalidad de dichos síntomas, el dr. Josman Espinosa ha recomendado "pensar en el regreso a las actividades habituales como una continuidad de los proyectos y ocupaciones, y no como una recuperación del tiempo perdido".
"Si bien éste no se cataloga como un trastorno psicológico, se trata de una consecuencia natural del encierro que consiste en el miedo a salir a la calle", dijo acerca del síndrome de la cabaña. Por esto, como medidas para sobrellevar el miedo es recomendable salir poco a poco; respetar los protocolos recomendados por las autoridades sanitarias, para sentirse más seguro; realizar ejercicios de respiración y relajación, así como no forzarse y establecerse metas realistas que no excedan nuestras capacidades. Señala, además, la importancia de consultar a un especialista si el miedo persiste.
Steve Cole, un investigador de la Universidad de California en Los Ángeles, descubrió que la soledad provoca un aumento en la respuesta inflamatoria del sistema nervioso, lo cual se considera útil para combatir infecciones bacterianas, pero también se usa como "fertilizante" para otras enfermedades, como el cáncer o el Alzheimer. Por ello, se recomienda combatir los efectos fisiológicos de la soledad mediante conexiones sociales.
Aunque es fundamental conocer cuáles serían los efectos psicológicos a mediano y largo plazo después del brote pandémico, es imposible determinar cuál será su alcance. Los profesionales de la salud mental indican que el aislamiento puede generar cambios psicológicos incluso a los cuatro o seis meses después de la liberación.
Por ejemplo, en un estudio sobre el Síndrome Respiratorio del Medio Oriente (MERS), el estrés postraumático estuvo relacionado con antecedentes de enfermedades psiquiátricas y, se reportó, estas personas seguían mostrando signos de evitación, como huir de las personas si estornudan o evitar espacios reducidos, incluso lugares públicos.
Aún si la restricción de movilidad ha contribuido a disminuir el contagio, el aislamiento puede crear una condición traumática cuyos factores detonantes incluyen el aburrimiento, la información limitada, la frustración o el desajuste económico, por lo que los especialistas de salud mental advierten de sus efectos ante la inminente desescalada de las medidas de confinamiento por la pandemia de coronavirus.