Ciudad de México,
Julia Alós
Crédito foto: Baltimore County Government (WikiCommons: Public Domain) (foto sin cambios)
La emergencia sanitaria por Covid-19 ha despertado el debate entre padres y madres conforme a la vacunación de jóvenes menores de edad. El pasado 29 de octubre de 2021, la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA), agencia gubernamental estadounidense, autorizó la aplicación de biológicos contra el coronavirus en niños de 5 a 11 años. Aun cuando se cree que de esta forma la población alcanzará la inmunidad colectiva, hay vacilación por parte de familias respecto a estas nuevas campañas dirigidas a menores.
Recientemente se anunció la aprobación de los biológicos Pfizer y BioNTech para niños, los cuales contienen un tercio de la dosis original dividida en dos aplicaciones. Datos de la FDA demostraron que la vacuna es segura y eficaz para este grupo de edad, presentando mayoritariamente síntomas como fiebre, fatiga y dolor de cabeza. Aún con esta información, resultados de un reporte hecho por Kaiser Family Foundation, organización estadounidense sin fines de lucro, revelaron que solo un tercio de las familias vacunarán instantáneamente a sus hijos. Asimismo, menos de un cuarto de los padres y las madres entrevistados tenían la intención de vacunar a sus niños menores de 5 años.
Incluso entre jóvenes de 12 a 17 años, quienes ya cuentan con la posibilidad de aplicarse los biológicos, las tasas de vacunación son más bajas de lo esperado. Únicamente el 59% de los adolescentes pertenecientes a este rango de edad, han recibido al menos un biológico. Esto se cree, es el resultado de la politización detrás de las campañas de vacunación, la difusión de información ya no vigente sobre el coronavirus y la propagación de desinformación y datos falsos.
El 6 de diciembre de 2021, JAMA Pediatrics, revista médica estadounidense, publicó CHASING COVID, un estudio que busca entender los efectos y perspectivas de la pandemia por Covid-19 en las comunidades del país norteamericano. Aquí, se analizan a 1162 padres de familia, de los cuales el 74.4% estaban a favor del biológico o vacunados y el 25.6% estaban en contra o no vacunados. Los resultados determinaron que el escepticismo en la vacunación de menores variaba dependiendo del género, la etnicidad, el nivel educacional, la edad de los hijos y las experiencias previas con el coronavirus. La principal razón de duda entre los padres y las madres se relaciona con los efectos adversos a largo plazo en niños vacunados.
Gracias a que la nueva vacuna para menores apenas fue producida, las familias no están seguras de si esta ha sido lo suficientemente probada. Debido a esto, sospechan de su eficacia y de las potenciales consecuencias y efectos prolongados que puedan sufrir sus hijos.
Para combatir la problemática en cuestión, se requiere de transparencia por parte de las agencias de salud pública y esclarecimiento sobre las dudas de familias preocupadas. De esta manera, la población tendrá acceso a información oficial que les provea claridad y orientación sobre el asunto.