Ciudad de México ,
Antonio Moreno
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El retraso psicomotor, la falta de habilidades motrices como caminar y hablar, en infantes menores de dos años en Tabasco está relacionado directamente con el nivel socioeconómico de las madres, informó el investigador de la Universidad del Valle de México (UVM), Edgar García Rojas. Asimismo, dijo, un historial familiar donde se haya presentado retraso psicomotor representa un riesgo diez veces mayor para los niños de padecer este mal.
Autor de la investigación Factores de riesgo sociodemográficos y maternos asociados al retraso psicomotor en lactantes menores de dos años en Tabasco, el dr García Rojas, explicó, el desarrollo psicomotor de un niño de nueve meses consiste en tener control en piernas, brazos y manos, y capacidad para gesticular emociones. También, a esta edad deben tener la capacidad de sostener la cabeza, apretar las manos y balbucear. Mientras, un infante de dos años, con sistema psicomotor saludable, debería tener la habilidad de correr, saltar, bailar y decir sus primeras palabras.
Se analizó la situación sociodemográfica de las madres de 140 infantes, 70 de ellos con problemas en el sistema psicomotor y la otra mitad con desarrollo saludable. Ello con la participación de los estudiantes Estefany Ramírez Pérez, Alexis Neme García y Julio César de la Cruz González, de la Licenciatura en Fisioterapia en UVM Campus Villahermosa. Este estudio demostró una significativa relación entre el estrato social parental, como bajo nivel educativo y precarios ingresos en el hogar, con el retraso psicomotor de los recién nacidos.
García Rojas, informó de otros factores maternos involucrados en dicha discapacidad natal. Uno de ellos son los antecedentes de enfermedades infecciosas contagiosas, y enfermedades durante el embarazo, respecto a las presentaciones de lactantes con trastornos del desarrollador psicomotor. "Es preciso que las mujeres embarazadas tengan un control prenatal", recomendó el doctor. Además, detalló, la sana alimentación es indispensable durante los nueve meses del embarazo, así como la ingesta de ácido fólico. "En las primeras cuatro semanas, por ejemplo, se construye la arquitectura del organismo del bebé. Por lo que es evidente que la condición metabólica y nutricional de la madre impacta a diversos aparatos y sistemas, así como a procesos vitales", agregó.
Finalmente, el Investigador recordó la importancia de un adecuado desarrollo psicomotor, pues detectar a tiempo estos factores de riesgo es vital para el crecimiento de cada infante. La situación sociodemográfica y económica afecta a los recién nacidos en la posibilidad de satisfacer las necesidades básicas de alimentación y mantener un cuerpo saludable.