Ciudad de México,
Andrés Zimbrón
Crédito foto: Pixabay
El avance de la pandemia causada por COVID-19 todavía no se detiene y el origen del virus se mantiene en una total incógnita. Algunas personas consideran real la teoría del coronavirus fue alterado genéticamente a partir del Síndrome Respiratorio Agudo Grave (SARS), aunque no existe prueba real de tal argumento. Asimismo, la expansión del ser humano va acabando con los hábitats de los animales, eso provoca relaciones más estrechas de epidemias y enfermedades compartidas entre las personas y otros seres vivos.
Un estudio de la universidad de California, Estados Unidos, One Health Institute argumentó que el 75 por ciento de las enfermedades en el ser humano son provocadas por algún animal. Este tipo de padecimientos se les conoce como enfermedades zoonóticas, infecciones emergentes en humanos con frecuencia causadas por agentes patógenos originados en huéspedes animales. Las infecciones de este tipo representan un desafío importante para la salud a nivel mundial.
Por otra parte, el estudio declara que la cantidad de virus zoonóticos detectados en especies de mamíferos aumenta de forma positiva en las especies causando un riesgo mayor en la transmisión de cualquier virus. Encima, se identificaron en especies domesticadas, primates, roedores, y murciélagos una mayor cantidad de virus. Las especies en peligro de extinción representan una minoría al tener muy pocos ejemplares en la tierra.
Cabe señalar que la explotación de la vida silvestre a través de la caza y el comercio de las especies aumenta el riesgo por tener un contacto cercano con el ser humano. También, las actividades antropogénicas causan pérdidas en la calidad de los ecosistemas y las interacciones con animales se convierte en un factor fundamental del incremento de enfermedades zoonóticas.
Frenar la aparición de este tipo de males será un desafío hasta tener una investigación mucho más a fondo de las circunstancias epidemiológicas que posibilitan la propagación de un virus, donde los animales salvajes son la mayor fuente de enfermedades infecciosas emergentes.
La pandemia del coronavirus fue provocada a través de un simple virus animal, los virus zoonóticos pueden propagarse fácilmente en los seres humanos. Algunos científicos aseguran que la magnitud del coronavirus transportado de la vida silvestre a la vida cotidiana de los seres humanos puede amenazar seriamente la salud de las personas.
Investigaciones realizadas con anterioridad demostraron, en muchos casos de coronavirus y otras infecciones zoonóticas como el SARS-Cov y el MERS-CoV -síndrome respiratorio por coronavirus de Oriente Medio- se detectaron agentes biológicos patógenos o microorganismos en seres humanos. Este tipo de enfermedades crean una reserva de virus en las personas y en el momento donde surja una oportunidad pueden expandirse.
Recientemente, nueva información mostró la cercana relación entre un virus de un murciélago de herradura proveniente de Yunnan, China y el SARS CoV-2 conocido como COVID-19 o coronavirus. No obstante, no son pruebas suficientes para identificar el virus responsable de la pandemia actual. La tasa de mutación de los coronavirus es complicada, además, la posibilidad de un huésped intermedio forme parte de la ecuación es alta, esta idea surge por el hecho de que la mayoría de los virus derivado de murciélagos están presentes en muy bajas cantidades en esta especie animal y es necesario contagiar a un tercero antes de infectar a los seres humanos.
Es importante mencionar que la población en todos los países tiene poco conocimiento del COVID-19 debido a ser un virus sin precedente alguno y jamás el ser humano había estado expuesto antes, eso lo convierte especialmente peligroso. Compartir hábitats, interactuar con animales, y establecer la civilización más cerca de los hogares de especies silvestres van propagando enfermedades nunca antes conocidas por el hombre.