Foto: Cortesía Consejo Coordinador Empresarial
Frente a la situación nacional e internacional de emergencia por la pandemia de COVID-19, el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), en colaboración con las autoridades nacionales y empresas, ha emitido una serie de recomendaciones para ser adoptadas por las empresas con objeto de evitar la propagación de la enfermad en este sector; cabe mencionar que el objetivo de su implementación no supone un cambio en los protocolos empresariales particulares, sino una pauta para tomar las mejores medidas de protección.
Las recomendaciones parten de la premisa de evitar el contacto entre personas en la medida de lo posible, sin mitigar la productividad de la empresa. Entre los lineamientos de mayor peso se encuentran la suspensión de eventos, conferencias, capacitaciones, foros, y cualquier otra congregación que suponga una convocatoria amplia de personas, así como el fortalecimiento de medidas de higiene, prácticas de distanciamiento, y separación de empleados que presenten un cuadro de síntomas respiratorios.
A propósito del protocolo ante la presencia de síntomas, los colaboradores deberán quedarse en casa al menos 14 días, mientras que las empresas asegurarán la existencia de políticas de licencia por enfermedad, flexibles, consistentes, y consecuentes con la severidad del escenario global de pandemia por el COVID-19. Otro asunto a resaltar sobre este punto es la recomendación de no solicitar comprobantes de enfermedad a los empleados que presenten afectaciones de salud severas, en tanto las instituciones de salud pueden no tener la capacidad de emitir los justificantes de manera expedita. Asimismo, el CCE recomienda a los empleadores considerar las medidas para disminuir enfermedades respiratorias agudas y generar objetivos para prevenir contra una epidemia de COVID-19 en su área de trabajo.
La metodología para identificar y comunicar sus objetivos parte de cuatro elementos centrales: minimizar los efectos adversos entre las entidades involucradas en sus cadenas de suministros, salvaguardar las condiciones de salud entre las personas con mayor riesgo de complicaciones, mantener las operaciones comerciales, y tomar medidas para reducir la transmisión entre el personal.
Con respecto a estos elementos, las dos consideraciones más importantes son el análisis sobre la intensidad de la enfermedad en la comunidad donde se localice el negocio, esto incluye los índices de contagio, hospitalizaciones, tasas de mortalidad, y el estudio sobre el impacto de la enfermedad en los empleados más vulnerables, como adultos mayores o personas con afecciones médicas crónicas e inmunodeprimidas.
Por otro lado, advierten sobre un posible aumento en las ausencias de empleados ante los casos de enfermedades, cadenas de contagio, dificultades familiares, cancelación de programas de apoyo, y suspensión de escuelas y guarderías. Ante este hecho, el CCE brinda un plan de acción para mitigar las repercusiones de una disminución de empleados.
El plan de acción del CCE consiste en varios puntos, escalados con base en el área de implementación correspondiente: planificación de funciones comerciales esenciales para compensar un alto número de empleados ausentes, capacitación de personal con el objetivo de realizar funciones que correspondan a la diversificación de áreas, distanciamiento social, generar turnos de trabajo escalonados, prestación de servicios a distancia, evaluación de niveles de dependencia, cambios en prácticas de negocio para mantener operaciones críticas, priorización de clientes, y consideración de probables cadenas de suministro interrumpidas o rezagadas.
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