Ciudad de México ,
Carlos Ortíz
Crédito foto: Patricia Manero (NotiPress)
Asistir al Mundial 2026 representará un gasto considerable para los aficionados mexicanos: entre 38 mil y 69 mil pesos por persona para presenciar al menos un partido en México, Estados Unidos o Canadá. El análisis de la plataforma Kueski estima que se trata de uno de los eventos deportivos más costosos de la historia para los seguidores nacionales.
El costo de un boleto, calculado entre 5 mil y 8 mil pesos, equivale a trabajar entre 18 y 29 días al salario mínimo en México. Un viaje completo al Mundial puede representar hasta 30% del ingreso anual promedio de un trabajador formal. Según la plataforma, asistir a tres partidos tendría un costo similar a entre uno y tres meses de renta en la Ciudad de México, diez canastas básicas familiares o unas vacaciones de una semana en Cancún con todo incluido.
Comparado con ediciones anteriores, el Mundial de 2026 será entre 10% y 20% más caro que Brasil 2014, aunque más accesible que Qatar 2022 debido a la cercanía geográfica. No obstante, factores como la inflación global, el incremento de precios en vuelos y la ampliación del torneo lo convierten en un reto financiero para los aficionados.
La diferencia internacional es significativa. Para un estadounidense con ingresos promedio, asistir a varios partidos representa menos de un mes de salario, mientras que para un mexicano puede significar el ahorro de todo un año. Este contraste refleja el peso desigual de los costos en cada economía.
Más allá de boletos y hospedaje, el impacto del Mundial también se verá en México. Según datos compartidos a NotiPress de Kueski Pay, en años mundialistas aumentan las compras relacionadas con el fútbol: jerseys, televisores, viajes y consumo en bares o restaurantes. Este fenómeno, denominado gasto por emoción, puede derivar en deudas si no se planifica con anticipación.
Frente a este escenario, los especialistas recomiendan:
Aunque no todos viajarán al extranjero, la pasión también generará gastos locales en fan zones, reuniones familiares y transmisiones públicas. Separar un presupuesto específico para estas actividades puede ser clave para disfrutar del torneo sin comprometer la economía personal.