Ciudad de México ,
Andrés Zimbrón
Crédito foto: Sergio Cara (NotiPress)
Cada vez más la juventud con su energía, talento y esfuerzo contribuyen a construir un mundo más fuerte, próspero e incluyente. Por esa razón, el 12 de agosto se celebra el Día Internacional de la Juventud, establecido en 1999 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU). En la actualidad hay mil 200 millones de jóvenes entre 15 a 24 años que representan el 16 por ciento de la población mundial y para 2030, habrá aumentado la población juvenil a un 7 por ciento, llegando a poco más de mil 300 millones.
Esta información toma relevancia sobre todo cuando el descubrimiento de nuevas innovaciones en la industria de la tecnología y la situación actual con la pandemia de Covid-19 ha traído una nueva forma de ver el mundo, acelerando el uso de nuevas tecnologías de la información y comunicación, por tanto, los jóvenes necesitan desarrollar mejor sus habilidades para relacionarse con otras personas, ya que son muy importantes para el trabajo en equipo, la resolución de conflictos y en el liderazgo.
Aunado a ello, el desarrollo exponencial del conocimiento y la información en la era digital ha permitido la aparición de nuevos empleos dentro del mercado laboral y las nuevas generaciones desconocen cuáles serán los requisitos que las empresas pedirán en un futuro. Mientras, los jóvenes exigen más oportunidades y soluciones más justas, equitativas y progresivas en su entorno, también es primordial abordar los desafíos a los que este sector de la población se enfrenta en temas de educación, salud, empleo, entre otros rubros.
Cabe mencionar que los jóvenes pueden ser una fuerza positiva para el desarrollo de cualquier industria, siempre y cuando se brinde los conocimientos correctos y las oportunidades necesarias para prosperar en una economía productiva dentro de un mercado laboral que pueda agregarlos a su tejido con el objetivo de enfocar su potencial en diferentes sectores donde su conocimiento sea eficiente.
Es por ello que en la era digital, los gobiernos alrededor del mundo impulsan el desarrollo de nuevas tecnologías y, al mismo tiempo, generan nuevas especializaciones y preparan de forma continua a sus jóvenes con el propósito de contar con las mejores condiciones y habilidades que les permitirán competir dentro y fuera de sus fronteras.