Ciudad de México,
Axel Olivares
Crédito foto: Gobierno de México
Durante del Día de los Muertos, las calles de la Ciudad de México son protagonistas de un desfile lleno de calaveras, disfraces y muchos colores. Todo esto sumergido en un gran clima jocoso para conmemorar esta festividad única en el mundo. Sin embargo, esto no fue siempre así ya que el desfile comenzó a celebrarse luego de que las autoridades culturales mexicanas se inspiraran en la primera escena de "007: Spectre", película de la saga de James Bond estrenada en 2015.
En la primera secuencia de 007: Spectre, el actor Daniel Craig aparece disfrazado de esqueleto al lado de la "chica Bond", la actriz y modelo Stephanie Sigman, en la capital mexicana. Ambos estelarizan una emocionante escena de acción persiguiendo al villano, Marco Sciarra, que se pierde entre la multitud de un bullicioso desfile en el centro de Ciudad de México que celebra el Día de los Muertos.
Si bien el desfile fue ficticio, al Gobierno capitalino le pareció una buena idea traerlo a la realidad. Fue así como, después del estreno de la película de Sam Mendes, se celebra todos los años el desfile para conmemorar el Día de los Muertos.
"Sabíamos que esto iba a generar un deseo por parte de los mexicanos y turistas para venir y participar en una celebración o un gran desfile", aseguró la entonces directora general del Consejo de Promoción Turística de México, Lourdes Berho.La celebración funcionó como una forma de conectar la tradición mexicana con el mundo. "Fue muy bonito poder transmitir a mexicanos y extranjeros un poquito de nuestras tradiciones, pero respetando Mictlantecuhtli, la Coatlicue, el Mictlán, qué significa para nosotros como mexicanos la muerte. Fue muy bonito poder hacer esto desde una perspectiva muy visual", aseguró a la revista Chilango Priscila Hernández, coreógrafa que participó en 007: Spectre y organizó las primeras tres ediciones del desfile.
Aunque parezca banal que el desfile se inspire en una película, esta celebración en realidad pasó por múltiples transformaciones. Desde su origen en las prácticas de las culturas prehispánicas mexicanas, el Día de Muertos estuvo cargado de simbolismo para honrar a los fallecidos. En el México prehispánico, la tradición marcaba este rito en el calendario para finales de julio o inicios de agosto, cuando se creía que las almas emprendían su camino al Mictlán, el inframundo. La llegada de los españoles y la instauración del catolicismo en el siglo XVI trasladaron esta celebración al 2 de noviembre, coincidiendo con la Conmemoración de los Fieles Difuntos, en un esfuerzo por fusionar las creencias indígenas con las europeas.
Luego, la tradición fue integrando nuevas prácticas sin perder su esencia: recordar a los muertos mediante altares, flores, y velas para guiarlos en su visita al mundo terrenal. Para el escritor Enrique Ortiz García, el alma de esta tradición sigue siendo la ofrenda en el hogar, una manera de recibir y recordar a los seres queridos. Aun así, según Ortiz, "las tradiciones cambian y se reinventan", y aunque los rituales actuales distan de aquellos de hace siglos, esto no supone una pérdida sino una adaptación a los tiempos.
A pesar de este excepcional caso en el cual el cine inspiró a la cultura para renovar sus tradiciones, el mundo cinematográfico sirvió como un canal para que el mundo conozca esta celebración mexicana. Hollywood retrató en varias oportunidades los aspectos más llamativos de esta celebración logrando llevarla a un público mundial.
El cine infantil fue uno de los más interesados por la cultura mexicana. A través de largometrajes como "Coco" (2017) de Disney, o "El libro de la vida" (2014) de 20th Century Fox, la perspectiva mexicana sobre la muerte tuvo un alcance internacional.