Foto: SRE
"Perfilamos la siguiente revolución de políticas públicas en materia de igualdad, y con ello me refiero a la revolución económica de las mujeres en nuestro país, a través de la implementación del sistema nacional de cuidados", comentó la senadora Olga Sánchez Cordero.
Durante la conferencia "Discusión sobre estrategias de Política Exterior Feminista y pasos futuros", organizada por la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), el 3 de julio de 2024, Sánchez Codero, describió el sistema nacional de cuidados como el reto para las políticas públicas. Principalmente en la necesidad de lograr la incorporación de las mujeres en la población económicamente activa.
En México, las mujeres cargan con la responsabilidad de las labores de cuidados, asumiendo este trabajo sin retribución económica alguna. Esto limita sus posibilidades de desarrollo profesional, y restringe su participación en la vida pública y social.
La Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados (Enasic), indica que en el país hay 31.7 millones de cuidadores de personas vulnerables. Entre estos se encuentran niños, adolescentes, personas con discapacidad o adultos mayores.
De los cuidadores, tres de cada cuatro son mujeres, esta disparidad en la distribución de las responsabilidades de cuidado ha orillado a que nueve de cada diez personas abandonen el mercado laboral. El valor económico del trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados fue de 7.2 billones de pesos, lo que representa 24.3% del Producto Interno Bruto (PIB). indica la encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Para 1981, la Comunidad Internacional adoptó el Convenio 156 de la Organización Internacional del Trabajo, un instrumento que busca proteger los derechos de las personas con responsabilidades familiares. Este convenio establece la obligación de los Estados de desarrollar o promover servicios de cuidado, tanto comunitarios como públicos o privados, indica un estudio del Centro de Estudios Legislativos para la Igualdad de Género.
Esto con el objetivo de atender las necesidades de este grupo poblacional. Además, insta a incorporar las necesidades de las personas trabajadoras con responsabilidades familiares en la planificación de las políticas públicas ya fortalecer los sistemas de cuidado como parte integral de la protección social.
Algunos países ya han implementaron un sistema de cuidados. En Uruguay, existe un sistema descentralizado, el cual permite que cada localidad tome las decisiones, diseñe e implemente las estrategias más adecuadas a su realidad. Este sistema abarca tanto servicios residenciales, donde se aceptan a niños y se entrega ayuda a los padres, así como adultos mayores. Además de ofrece servicios no residenciales, los cuales consisten en subsidios para la contratación de asistentes personales que asisten en las actividades cotidianas y facilitan la teleasistencia.
Costa Rica, por ejemplo, ofrece un abanico de servicios de atención a la tercera edad que abarca desde asistencia domiciliaria y atención residencial hasta centros de día y teleasistencia. Además, brinda apoyo económico para financiar estos servicios.
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