Argentina,
Judith Moreno
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
El intercambio entre productores rusos y entrerrianos permitió identificar diferencias y similitudes en sus sistemas productivos. Durante la visita de los grupos de productores de Rusia a Entre Ríos, organizada con el apoyo del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), se abordaron temas clave como la siembra directa, el manejo del suelo y las prácticas ganaderas.
Una de las principales coincidencias entre ambos países es la presencia de suelos con alto contenido de arcillas, que generan desafíos en el manejo del agua y la erosión hídrica. En este sentido, los productores rusos mostraron un gran interés por la siembra directa, una técnica ampliamente adoptada en Argentina para conservar la estructura del suelo y mejorar su fertilidad. En Rusia, su implementación aún enfrenta barreras debido a la necesidad de maquinaria específica y prácticas agronómicas complementarias, como la rotación de cultivos y la incorporación de cultivos de cobertura.
Por otra parte, en términos climáticos, Rusia presenta inviernos mucho más extremos que Argentina, lo que limita la duración de la temporada de siembra. En cambio, en Entre Ríos, la producción se desarrolla bajo un régimen climático más estable, con menor riesgo de heladas severas.
En el ámbito de la producción ganadera, los productores rusos que visitaron Entre Ríos mostraron particular interés en los sistemas de cría y engorde de porcinos. Mientras que Argentina cuenta con una industria porcina en crecimiento y una fuerte integración con la producción de granos para alimentación animal, en Rusia el modelo de producción porcina se encuentra más concentrado en grandes establecimientos industriales, con menor presencia de sistemas mixtos.
Asimismo, la producción agrícola rusa se basa en grandes extensiones de cultivos de granos como trigo y cebada, con un alto nivel de mecanización. En Argentina, si bien existen explotaciones de gran escala, la diversificación productiva y la implementación de tecnologías de conservación del suelo, como la siembra directa y la rotación de cultivos, marcan una diferencia significativa en el manejo agrícola.
De este modo, el intercambio permitió que los productores rusos conocieran de primera mano la aplicación de tecnologías agrícolas argentinas, incluyendo el uso de maquinaria especializada y la planificación agronómica para mejorar la sostenibilidad productiva. A su vez, los productores entrerrianos pudieron conocer de cerca las estrategias de producción a gran escala implementadas en Rusia, lo que abre nuevas oportunidades para el aprendizaje mutuo y la cooperación internacional en el sector agropecuario.
Este tipo de encuentros refuerza el papel del INTA en la transferencia de conocimientos y la generación de vínculos estratégicos entre productores de distintos países, con el objetivo de mejorar la eficiencia y sostenibilidad de la producción agropecuaria a nivel global.