Cómo el CONICET impulsa la innovación en la industria argentina en su día

 03-09-2024
Noelia Acuña
   
Portada | Argentina
Foto: Sergio F Cara (NotiPress)

Foto: Sergio F Cara (NotiPress)

Cada 2 de septiembre, Argentina celebra el Día de la Industria, una fecha que resalta el vínculo entre la ciencia y el sector industrial. Esta conmemoración ofrece una oportunidad para reflexionar sobre cómo el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) promueve la transferencia de tecnología y la colaboración con diversos actores económicos y sociales. Su colaboración con pymes, cooperativas y grandes corporaciones permitió mejorar capacidades a través de tecnologías avanzadas.

Un claro ejemplo del éxito de estas alianzas son las Empresas de Base Tecnológica (EBT). Estas empresas, fundadas por científicos del Consejo, se especializan en la comercialización de productos y servicios intensivos en conocimiento. Actualmente, están en plena expansión y son una muestra palpable del impacto de la investigación científica en la industria. Ante ello, Marcelo Rougier, investigador del organismo en el Instituto Interdisciplinario de Economía Política de Buenos Aires (IIEP), destacó la importancia de la ciencia básica y aplicada en la mejora de la competitividad industrial.

Según Rougier, la industria es la principal receptora de transformaciones tecnológicas y científicas, desempeñando un papel culminante en el desarrollo económico y social. Asimismo, Rougier explicó que la ciencia impulsa el proceso de acumulación de conocimientos y la capacidad de gestión, beneficiando a todos los sectores económicos.

Aunque el sector manufacturero perdió parte de su centralidad en términos de empleo, la investigación y desarrollo (I+D) sigue siendo predominante en la industria global. La innovación, un paso esencial para el desarrollo, continúa impulsada en gran medida por el sector industrial, con la investigación científica jugando un rol fundamental en este proceso.

Un ejemplo reciente de esta colaboración es Echa Marine, un suplemento dietario desarrollado por científicos del Conicet. Este producto, elaborado con antioxidantes de erizos de mar, está diseñado para tratar síntomas prolongados del Covid-19, como la fatiga y problemas respiratorios. En ese sentido, Echa Marine fue lanzado por Erisea, la primera EBT del Conicet en Patagonia, y resulta de la colaboración entre la empresa privada Mirabella SRL y el Centro para el Estudio de Sistemas Marinos (CESIMAR).

Por otro lado, Pedro Mateos, socio inversor de Erisea, elogió la alianza público-privada, invitando a otros inversores a apoyar proyectos científicos. Además, el suplemento, aprobado por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT), se encuentra disponible actualmente en farmacias y en línea.

Otro caso notable es el desarrollo del Yogurísimo con probióticos, una nueva receta de Danone que incorpora tecnología del Conicet para mejorar la salud respiratoria y gastrointestinal. La tecnología, basada en la bacteria láctica probiótica L. rhamnosus CRL1505, fue desarrollada en el Centro de Referencia para Lactobacilos (CERELA). Bajo esta línea, María Pía Taranto, responsable técnica del CERELA, comprobó los beneficios de esta cepa para la salud. Dicho alimento comercializado refleja el éxito de la colaboración entre el Conicet y el sector privado.

Finalmente, el libro "Estudios regionales sobre las industrias argentinas", publicado recientemente por Marcelo Rougier y Florencia Rodríguez Vázquez, explora el proceso industrial en las provincias argentinas. Dicho trabajo resalta la importancia de estudiar las manufacturas regionales, que, aunque a veces no sean significativas a nivel nacional, son fundamentales para el desarrollo local.




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