
Foto: Sergio Cara (NotiPress/Composición)
Las propuestas económicas impulsadas por el papa Francisco podrían influir en el futuro de la economía global tras su partida. A lo largo de su pontificado, el líder de origen argentino de la Iglesia católica abordó de manera crítica los principales desafíos del sistema financiero internacional y la desigualdad social.
En 2015, Francisco publicó la encíclica Laudato Si', donde relacionó la crisis ecológica con el modelo económico dominante. Criticó la especulación financiera y la desvinculación entre las finanzas y la economía real, afirmando que "las finanzas ahogan a la economía real". Asimismo, denunció la "cultura del descarte" y propuso una "ecología integral" que incluyera dimensiones sociales y económicas.
Cinco años después, en 2020, la encíclica Fratelli tutti profundizó la crítica al neoliberalismo y la globalización excluyente. Francisco dijo que el mercado no puede resolver todos los problemas por sí solo y advirtió sobre los efectos de la especulación financiera. También envió mensajes a los participantes del Foro Económico Mundial en Davos, instándolos a priorizar decisiones éticas sobre el beneficio económico.
Durante 2020, en pleno proceso de renegociación de la deuda externa argentina, el Papa recibió en el Vaticano a la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva. En ese encuentro, Francisco llamó a ofrecer alivio a los países endeudados y fomentar reestructuraciones sostenibles, según informaron fuentes oficiales.
Martín Guzmán, exministro de Economía de Argentina, mantuvo una relación cercana con el Papa desde 2018. En declaraciones, Guzmán describió a Francisco como "un ser humano absolutamente extraordinario" preocupado por las injusticias económicas y el impacto de los mercados desregulados. Durante su última reunión, el Papa le transmitió: "Quiero que quede claro que yo no soy comunista", destacando su apoyo a una economía de mercado que funcione para todos.
En el ámbito internacional, Francisco también impulsó la Comisión del Jubileo de la Deuda en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), abogando por la justicia social intergeneracional y la sostenibilidad frente al cambio climático. Su preocupación por el acceso equitativo a tecnologías vitales quedó reflejada durante la pandemia de COVID-19, cuando instó al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a apoyar la exención de patentes sobre vacunas.
En una columna reciente publicada por Project Syndicate, Guzmán y el Nobel de Economía Joseph Stiglitz resaltaron que Francisco "no dudó en alzar la voz" contra las normas globales que favorecen monopolios, señalando su defensa de la vida humana por encima de las ganancias corporativas. Ambos economistas subrayaron que el informe que encargó Francisco será presentado en breve, posiblemente ya bajo un nuevo pontífice.
El legado económico de Francisco se posiciona como una referencia para quienes tienen la voluntad política de construir un modelo más justo, sostenible y humano. La paradoja es en un mundo en el que la ideología socialista lo señala por constituir profundas desigualdades pero sin saber cómo producir riqueza mientras el capitalismo, acusado como sistema perverso, supo producir riqueza y sacar a millones de personas de la pobreza.
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