Ciudad de Buenos Aires,
Axel Olivares
Crédito foto: CONICET
Durante la cosecha 2023-2024, la chicharrita del maíz (Dalbulus maidis), un insecto de color amarillento y de apenas tres milímetros de longitud, provocó severos daños en los cultivos de maíz en la región núcleo de Argentina. Este insecto, conocido por transmitir patógenos que causan el achaparramiento del maíz, se multiplicó de manera alarmante, afectando áreas que antes no eran vulnerables, lo que resultó en una importante merma en la producción de maíz.
Según la Bolsa de Comercio de Rosario, la cosecha en la región núcleo, que pudo haber alcanzado los 17 millones de toneladas (Mt) en condiciones normales, fue reducida a 14,5 Mt debido a la acción de la chicharrita. Esto representa un duro golpe para los productores de maíz, que ya enfrentaban desafíos climáticos y económicos, y ahora ven amenazada la rentabilidad de sus cosechas.
Para enfrentar el problema, el equipo liderado por Inés Catalano, investigadora del CONICET en el CIT NOBA y especialista en plagas agrícolas, está desarrollando tecnologías avanzadas para combatir este insecto. Uno de los proyectos más prometedores es la tecnología de ARN interferente (ARNi), la cual permite atacar específicamente a la chicharrita sin afectar a otras especies. Esta tecnología, que silencia genes críticos del insecto, generó resultados prometedores en laboratorio logrando reducir la cantidad de huevos depositados por las hembras de la plaga.
Además, se están llevando a cabo investigaciones para mejorar la efectividad de la ARNi a nivel oral, lo que facilitaría su aplicación en el campo. Los avances en este sentido podrían revolucionar el manejo de la plaga, reduciendo el uso de insecticidas convencionales y minimizando el impacto ambiental.
Otra estrategia clave en desarrollo es la identificación de genotipos de maíz más resistentes tanto a la chicharrita como a los patógenos que esta transmite. Investigaciones recientes del CEBIO han caracterizado varios híbridos de maíz por su nivel de resistencia. Utilizando técnicas de electropenetrografía, los científicos pudieron observar el comportamiento alimentario de la chicharrita, identificando aquellos híbridos que muestran mayor resistencia.
Se pudo identificar que, en el híbrido de maíz de mayor susceptibilidad a la acción de la chicharrita, los insectos hacían pocos intentos de alimentación, alcanzaban rápidamente el floema, del cual obtienen su alimento, y luego permanecían mucho tiempo allí. En cambio, al alimentarse del híbrido resistente, los insectos hacían muchos intentos de alimentación y una vez alcanzado el floema se mantenían poco tiempo, como si algo no les gustara.
Este descubrimiento puede ayudar a los productores a elegir variedades de maíz que puedan resistir mejor los ataques de la plaga. De esta forma, los productores pueden lograr mitigar las pérdidas en futuras campañas.