Buenos Aires,
Sergio F Cara
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Julian Assange y Javier Milei, dos figuras que, aunque operan en contextos distintos, comparten un enfoque común hacia el uso del principio de revelación. Mientras que la historia de Assange es ampliamente conocida, centrada en la transparencia de gobiernos y corporaciones a través de WikiLeaks, la trayectoria de Milei todavía está en desarrollo, marcada por su entrada reciente en la política argentina.
Assange comenzó promoviendo la transparencia gubernamental, sin intención inicial de filtrar documentos clasificados. A pesar de su impacto inicial en la revelación de abusos de poder, su imagen se transformó gradualmente, siendo percibido como impulsado por agendas políticas específicas, lo cual desplazó el debate de los contenidos revelados hacia las motivaciones detrás de WikiLeaks.
En contraste, Javier Milei utiliza el principio de revelación para destacar obstrucciones legislativas en Argentina, describiendo cómo la "casta" en el Congreso bloqueó iniciativas clave como la ley Bases y su versión 2.0. Durante su gira internacional, incluidos encuentros en Israel, Italia y el Vaticano, Milei enfatizó este fracaso legislativo como parte de su estrategia política. Milei supo sobrellevar el traspié en el Congreso al revelar una "casta" que se oponía a los argentinos de bien.
Luego, Milei reforzó la apuesta al convocar desde la apertura de sesiones ordinarias en el Congreso a los gobernadores a un pacto fundacional al que denominó Pacto de Mayo, de cara al 25 de mayo de 2024. Durante el discurso, presentó un decálogo de bases, invitó a gobernadores a Casa Rosada y pidió que apoyen la ley Bases como condición para el encuentro del Pacto de Mayo. De esta manera, el presidente argentino tenía el objetivo de llegar a la Docta del 25 de mayo para "dar inicio a una nueva época de gloría de nuestro país", según refirió en su discurso el 1 de marzo.
Cuando Julian Assange promovía la transparencia de los gobiernos y corporaciones, no era su objetivo compartir documentos clasificados ni secretos. WikiLeaks jugó un papel crucial en la revelación de importantes abusos de poder y violaciones de derechos humanos, contribuyendo a debates sobre la libertad de prensa y la transparencia gubernamental. Sin embargo, con el tiempo, las acciones de WikiLeaks y de Assange comenzaron a ser vistas por muchos como menos orientadas por principios de transparencia y más por agendas políticas específicas.
Las revelaciones del Comité Nacional Demócrata y Hillary Clinton generaron debates sobre si WikiLeaks había cruzado la línea de la revelación ética de injusticias a participar activamente en la política partidista.
Así, este uso del principio de revelación, que inicialmente tenía la meta de empoderar a ciudadanos comunes dándoles acceso a información oculta, pudo haber perdido su efectividad y utilidad en la medida que la percepción pública se inclinó hacia la idea de que WikiLeaks operaba con motivos políticos. Como resultado, el debate se desplazó de discutir las implicaciones de los contenidos revelados hacia discutir las motivaciones y la integridad de WikiLeaks y Assange.
Con este ejemplo en mente, quedó ilustrado cómo el principio de revelación puede complicar los objetivos originales de promoción de transparencia y rendición de cuenta, entre otros temas. El relato del principio de revelación tiene fecha de caducidad y la sostenibilidad de popularidad empieza a depender del avance legislativo para destrabar la economía y generar la tan ansiada libertad del mercado.
El principio de revelación, aunque potente, conlleva el riesgo de perder efectividad si la percepción pública se inclina hacia verlo como una herramienta de maniobra política más que como un medio de transparenciaTal como una gota de agua tiene la capacidad de perforar una roca con el paso del tiempo, la oposición legislativa juega a ser el tiempo y le quita popularidad de forma sostenida al Presidente. La retórica del principio de revelación está muy cerca de la fecha de caducidad y exige renovación de estrategia comunicacional. Ahora, el debate según NotiPress es la viabilidad de una economía que crece como pedo de buzo (tal como lo expresó Milei) versus el bloqueo y la erosión sistemática parlamentaria. El peor escenario sería una sociedad pensando que la incapacidad del Gobierno de Milei haría inviable el alivio económico en el transcurso de 2024 y el consecuente despegue de los mercados.
La retórica de Javier Milei, a medida que avanza en su mandato, podría enfrentar desafíos similares a los de Julian Assange si no logra materializar los cambios económicos prometidos. La oposición legislativa continúa erosionando su popularidad, planteando preguntas sobre la viabilidad de sus políticas económicas y la sostenibilidad de su enfoque de revelación.