Pausa de 90 días en aranceles retoma debate sobre fundamentos morales del libre comercio

 04-05-2025
Francisco Vicario
   
Portada | Argentina
Foto: Sergio F Cara (X/@realdonaldtrump/NotiPress)

Foto: Sergio F Cara (X/@realdonaldtrump/NotiPress)

Mientras se extiende una pausa de 90 días en la política arancelaria de Estados Unidos, resurgen cuestionamientos sobre las implicaciones morales del proteccionismo. La suspensión, anunciada durante el denominado Día de la Liberación, abre espacio para evaluar la relación entre libertad económica y principios fundacionales de la nación.

Durante el periodo colonial, el deseo de libre comercio impulsó buena parte del movimiento independentista. Las restricciones británicas, como la Ley del Azúcar (1764) y la Ley del Té, impusieron aranceles sin representación, provocando descontento entre los colonos. Estas medidas vulneraron libertades económicas y personales, y contribuyeron a la redacción de la Declaración de Independencia, donde se proclamaron derechos inalienables como "vida, libertad y la búsqueda de la felicidad".

En ese contexto, el libre comercio surgió como una expresión natural de la libertad individual. Pensadores como Adam Smith y Milton Friedman defendieron la idea de que el intercambio voluntario no solo fortalece los mercados, sino que refleja la capacidad humana de razonar, elegir y cooperar. "La acción correcta para Estados Unidos sería eliminar unilateralmente sus restricciones y decirle al mundo: vengan y vendan sus productos aquí. Con gusto les vendemos", afirmó Friedman.

Desde esta perspectiva, los aranceles representan una forma de control centralizado que interfiere en el orden espontáneo del mercado. Al imponer impuestos a los bienes importados, el gobierno distorsiona precios, reduce opciones y afecta directamente a consumidores e industrias. Esta intervención, señalan analistas, contradice el principio de soberanía individual sobre las decisiones económicas.

Además, justificar los aranceles como respuesta a políticas similares en otros países cae en la falacia del "tu quoque". Argumentar que "si ellos lo hacen, nosotros también" no sostiene un fundamento ético válido. De acuerdo a un artículo publicado en el Instituto Mises, replicar prácticas proteccionistas compromete los ideales estadounidenses y provoca ineficiencias internas sin resolver desequilibrios estructurales.

Durante 2023, las importaciones desde China disminuyeron, fueron reemplazadas gradualmente por productos de México, Canadá y otras economías. Esta dinámica sugiere que el mercado estadounidense se ajusta mediante mecanismos de libre elección, sin necesidad de medidas coercitivas.

La actual pausa arancelaria plantea una disyuntiva clave para los responsables de política comercial: sostener estrategias de corto plazo basadas en restricciones o reafirmar el compromiso con el libre comercio como extensión de la libertad personal. En este escenario, diversas voces instan a que Estados Unidos asuma una postura moralmente coherente con sus valores fundacionales.

Defender el libre comercio no implica ingenuidad, sino una decisión pragmática sustentada en principios. Reforzar la libertad económica y rechazar distorsiones gubernamentales permite preservar tanto la eficiencia del mercado como la dignidad humana, ejes centrales del legado estadounidense.




DESCARGA LA NOTA  SÍGUENOS EN GOOGLE NEWS