Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
La decisión del Gobierno nacional de recortar 13 mil 500 millones de pesos en las transferencias a Chubut desencadenó una ola de descontento entre los gobernadores de Argentina, quienes manifestaron públicamente su frustración por los continuos recortes en los fondos que recibían. Esta inusual actitud de descontento se agravó con la reducción de partidas para el transporte, tras semanas de negociaciones infructuosas. La situación escaló a un enfrentamiento con el presidente Javier Milei, especialmente después de que el gobernador de Chubut, Ignacio Torres, amenazara con cortar el suministro de gas y petróleo como medida de presión.
Así, la escalada por parte de los gobernadores puede leerse como una incapacidad de encausarse hacia una sostenibilidad económica y disciplina fiscal, mientras, lejos de buscar soluciones, los gobernadores sacuden la opinión pública con declaraciones que exasperan los ánimos de la sociedad. Las manifestaciones inusitadas de una parte de la política pone en relieve que es más cómodo escalar los problemas a enfocarse en soluciones prácticas, mientras la sociedad observa estupefacta la inusual escalada política entre oficialismo y oposición.
Rebelión patagónica
Torres, del partido Propuesta Republicana (PRO) y con una previa relación de cooperación con el Gobierno nacional, lanzó un ultimátum que refleja la tensión acumulada entre los mandatarios locales y el Ejecutivo nacional. La rebelión patagónica encendió motores y levantó la bandera de protesta contra la disciplina exigida por el Gobierno de Milei.
Por su parte, la respuesta de Milei fue inmediata, desafiando al gobernador Torres a proceder con su "plan de extorsión" sin plazos, enfrentando las consecuencias legales. Este conflicto unió a gobernadores de distintas provincias en solidaridad con Chubut, evidenciando un malestar generalizado contra la disciplina impuesta por el Gobierno nacional.
En este contexto, el gobernador de Tucumán, Osvaldo Jaldo, emergió como un inesperado aliado del gobierno de Milei, especialmente en debates legislativos clave como la ley ómnibus. Jaldo, tras alcanzar un acuerdo comercial con Milei que beneficiaría a su provincia en la industria azucarera y del bioetanol, destacó la importancia de dejar de lado las diferencias partidarias ante situaciones críticas para el país.
Queda claro el clima político imperante en esa Argentina gobernada por Javier Milei, entremezcla de inflación y batalla cultural, todo en un ambiente incendiario donde el perfil reaccionario es lo único que parece unir a la política, sin diferenciación partidaria. Rápidamente, se agotó el efímero capítulo de Javier Milei vs. Lali Espósito y la batalla cultural que divide Argentina para evolucionar hacia la inusual escalada de gobernadores contra el presidente Milei.
Como en el ajedrez, el reloj avanza y los movimientos se aceleran ante un desenlace incierto, con una sociedad expectante que observa cómo la clase política se debate quién es más guapo en Twitter (tal lo expresó Torres). Las acusaciones de extorsión van, en ambos sentidos, a contraflujo de lo que podría esperarse en condiciones de una economía en equilibrio. La rebelión patagónica liderada por Ignacio Torres se enfrenta ahora a la disciplina del Gobierno nacional.
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