Dormir mal afecta el estado de ánimo, el rendimiento físico y la salud en general, causando problemas en el sistema inmunológico y la toma de decisiones
El sueño es un pilar fundamental del bienestar, y su déficit puede afectar diversas funciones del cuerpo. Según Randall Wright, neurólogo especializado en medicina del sueño en el Hospital Houston Methodist, "tendemos a pensar en el sueño como un lujo, pero es una necesidad". No dormir lo suficiente puede generar problemas en el estado de ánimo, la toma de decisiones, el rendimiento físico y hasta el sistema inmunológico.
La alteración en el estado de ánimo es una de las consecuencias más inmediatas de la falta de sueño. Irritabilidad, mayor sensación de estrés y falta de paciencia son algunas de las consecuencias comunes. Sin embargo, los efectos pueden ser más graves: "No dormir puede contribuir a la ansiedad y la depresión", comentó a NotiPress el Dr. Wright. Señala que esto puede convertirse en un círculo vicioso, ya que estos trastornos dificultan aún más el descanso.
Por otro lado, el rendimiento físico también se ve afectado cuando el sueño no es el adecuado. "Cuando es un problema crónico, el mal sueño puede afectar absolutamente el rendimiento físico", explica el especialista. La falta de descanso adecuado puede reducir la resistencia, el tiempo de reacción y el control motor, además de dificultar la recuperación muscular después del ejercicio.
Otro aspecto clave es la toma de decisiones, ya que el sueño insuficiente afecta el lóbulo frontal, la parte del cerebro responsable del autocontrol y la moderación. "La privación del sueño lleva a una disfunción del lóbulo frontal, lo que puede afectar negativamente el control de los impulsos y la moderación mental", señala Wright. Esto puede llevar a decisiones impulsivas, hábitos poco saludables y riesgos al conducir o realizar tareas peligrosas.
A nivel interno, la falta de sueño perjudica el sistema inmunológico. "Cada vez más estudios muestran que la privación crónica del sueño contribuye a la inflamación crónica", indica Wright, lo que puede estar relacionado con enfermedades como diabetes tipo 2, hipertensión y ciertos tipos de cáncer.
También, la regulación del azúcar en sangre se ve afectada. El sueño adecuado es esencial para la sensibilidad a la insulina y el equilibrio del ritmo circadiano. "Las alteraciones en los patrones de sueño también pueden afectar lo que se llama el ritmo circadiano", explica el especialista. Cuando este proceso se desajusta, el cuerpo tiene más dificultades para procesar la glucosa, lo que puede aumentar el riesgo de enfermedades metabólicas.
Para evitar estas consecuencias, es fundamental adoptar hábitos que favorezcan un descanso adecuado. Entre las recomendaciones del Dr. Wright se encuentran dormir entre siete y nueve horas diarias, mantener un horario de sueño constante y evitar dispositivos electrónicos antes de acostarse. Si los problemas persisten, es recomendable acudir a un especialista. "Los problemas del sueño no tienen una solución única para todos, así que es importante llegar al fondo de qué los está causando", concluye el neurólogo del Hospital Houston Methodist.