Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
El azúcar en sangre es un tema crítico para la salud, aun así, no suele recibir la atención adecuada ya que, de acuerdo con datos del Hospital Houston Methodist, uno de cada tres adultos vive con prediabetes, una condición silenciosa que puede evolucionar a diabetes tipo 2 si no se aborda a tiempo. Según la Dra. Archana Sadhu, endocrinóloga del Hospital, esta condición afecta a millones de personas y, lo más preocupante, cerca del 80% no sabe que la tiene, retrasando medidas preventivas clave. En el Día Mundial de la Diabetes, especialistas enfatizan la importancia de adoptar un estilo de vida saludable para evitar complicaciones.
La glucosa, conocida como azúcar en sangre, es el principal combustible del cuerpo y es necesaria para que las células funcionen adecuadamente. Sin embargo, niveles altos de glucosa pueden causar daños irreparables en los tejidos, lo que incrementa el riesgo de diabetes tipo 2. Esta enfermedad crónica ocurre cuando el cuerpo no puede usar la insulina de forma eficiente, provocando una acumulación de azúcar en el torrente sanguíneo.
Durante la prediabetes, una fase previa a la diabetes tipo 2, los niveles de glucosa en sangre están elevados, pero aún no alcanzan el rango de diabetes. Según la Dra. Sadhu, "el verdadero problema en esta etapa no es tanto el azúcar en sí, sino la resistencia a la insulina que se está desarrollando". Esta condición rara vez presenta síntomas visibles, lo que subraya la importancia de realizarse pruebas de glucosa, especialmente en personas con factores de riesgo como obesidad, sedentarismo, hipertensión o antecedentes familiares.
Aunque el riesgo aumenta con la edad, la prediabetes no es exclusiva de los adultos mayores. "Uno de cada tres adultos mayores de 20 años tiene prediabetes, y la mayoría no lo sabe", afirma la endocrinóloga.
Tres pilares fundamentales para controlar la glucosa
Para prevenir la progresión de la prediabetes a diabetes tipo 2, la especialista del Hospital Houston Methodist recomienda enfocarse en tres aspectos esenciales:
- Dieta equilibrada basada en alimentos naturales y no procesados. "Los alimentos que provienen directamente de la tierra, como las frutas, verduras, granos enteros y legumbres, son los más recomendables", afirma la Dra. Sadhu quien recomienda evitar carbohidratos simples, como jugos azucarados, que provocan picos de azúcar que sobrecargan el páncreas. En su lugar, se recomienda optar por carbohidratos complejos, ricos en fibra, ayuda a regular la absorción de glucosa.
- Ejercicio físico regular mejora la sensibilidad a la insulina y permite que el cuerpo utilice la glucosa de manera eficiente. "Incluso una caminata diaria de 30 minutos puede marcar una gran diferencia", explica la endocrinóloga.
- Dormir lo suficiente es un factor clave que a menudo se pasa por alto. Dormir entre 7 y 9 horas por noche ayuda a equilibrar los niveles hormonales y reduce el riesgo de resistencia a la insulina. La falta de sueño afecta la regulación de la insulina, lo que puede provocar niveles altos de glucosa en sangre.
Además, la Dra. Sadhu subraya la importancia de realizarse pruebas de glucosa periódicamente, especialmente si existen factores de riesgo. La prueba de A1C, que mide los niveles promedio de glucosa en los últimos tres meses, es una de las más efectivas para detectar prediabetes y diabetes en etapas tempranas.
Por lo tanto, para prevenir la progresión de la prediabetes a diabetes tipo 2 es fundamental el control del azúcar en sangre. Por eso, la especialista del Hospital Houston Methodist concluye que la clave está en la educación, la detección temprana y los cambios en el estilo de vida. Adoptar una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y priorizar el descanso son acciones esenciales para proteger la salud a largo plazo.
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