La falta de financiamiento pone en riesgo la vigilancia epidemiológica global

Sin financiamiento, la respuesta a futuras pandemias será más lenta e ineficaz

La ciencia reactiva permitió rastrear el COVID-19 en tiempo real, pero la falta de financiamiento amenaza la vigilancia epidemiológica ante futuras pandemias

La pandemia de COVID-19 marcó un cambio en la forma en cómo se hace ciencia, con una comunidad científica global trabajando a un ritmo sin precedentes para responder a la crisis sanitaria. Durante este período, los investigadores desarrollaron vacunas en tiempo récord, terapias avanzadas y estrategias de vigilancia epidemiológica basadas en la secuenciación genómica del SARS-CoV-2. Sin embargo, ahora que la fase de emergencia ha pasado, muchos expertos advierten que la falta de financiamiento y apoyo político podría poner en riesgo estos avances.

El virólogo Kei Sato, de la Universidad de Tokio, define este modelo como "ciencia reactiva", donde los laboratorios trabajaron sin descanso para caracterizar variantes emergentes y proporcionar datos en cuestión de días o semanas, en lugar de años. Esto permitió a la comunidad científica rastrear la evolución del virus en tiempo real, evaluar su capacidad de evasión inmune y predecir cambios en la transmisión. Investigadores como Jesse Bloom, del Fred Hutchinson Cancer Center, consideran que este enfoque convirtió la biología evolutiva en una ciencia aplicada con un impacto directo en la salud pública.

Sin embargo, este nivel de esfuerzo tuvo un costo. Muchos científicos enfrentaron agotamiento debido a la presión constante de generar datos relevantes en un contexto de crisis global. El investigador Tom Peacock, del Instituto Pirbright en el Reino Unido, señala que este proceso resultó "desgastante", ya que los científicos se convirtieron en "líneas de producción" en lugar de unidades de investigación tradicional.

A medida que la pandemia mermó, los recursos para la vigilancia genómica y la investigación del SARS-CoV-2 disminuyeron drásticamente. En 2024, menos de 700,000 secuencias virales fueron agregadas a la base de datos GISAID, una cifra significativamente menor en comparación con los primeros años de la pandemia. Este descenso en el monitoreo preocupa a expertos como Emma Hodcroft, del Instituto Suizo de Salud Pública y Tropical, quien advierte que, sin una infraestructura de vigilancia estable, la humanidad podría no estar preparada para la próxima pandemia.

También, factores políticos obstaculizaron la implementación de una red global de vigilancia de patógenos. Según el virólogo Edward Holmes, la oportunidad de establecer un sistema de monitoreo internacional fue frustrada por disputas políticas, dejando al mundo en una peor posición en términos de prevención de pandemias que antes de 2020.

De este modo, aunque la pandemia de COVID-19 demostró el potencial de la ciencia reactiva, la falta de financiamiento y la reducción del interés político están poniendo en riesgo la capacidad global de responder a futuras amenazas. Los expertos coinciden en que es fundamental establecer mecanismos de vigilancia sostenibles que permitan una respuesta rápida y efectiva ante nuevas enfermedades emergentes.