Foto: Sergio F Cara (NotiPress)
Un análisis global realizado en 68 países concluye que la confianza en los científicos continúa siendo elevada. Estos resultados destacan tanto la valoración positiva como áreas en donde requieren atención. Este estudio, coordinado por la Universidad de Zúrich y la ETH de Zúrich, involucró a 241 investigadores y encuestó a 71.922 personas, representando el mayor esfuerzo de este tipo tras la pandemia de Covid-19.
Según los resultados, el nivel promedio de confianza en los científicos es de 3.62 en una escala de 1 a 5, reflejando una percepción global positiva. "Nuestros resultados muestran que la mayoría de la gente en la mayoría de los países tiene un nivel relativamente alto de confianza en los científicos y quiere que desempeñen un papel activo en la sociedad y la política", afirmó Viktoria Cologna, líder del estudio.
El 78% de los encuestados considera que los científicos están cualificados, mientras el 57% los describe como honestos y el 56% los percibe como preocupados por el bienestar público. Sin embargo, menos del 50% de los participantes cree que los científicos escuchan las opiniones del público, destacando una brecha en la percepción sobre el diálogo entre la ciencia y la sociedad.
Dicho estudio reveló marcadas diferencias regionales y socio-políticas. En los países occidentales, las personas con ideologías políticas de derecha tienden a confiar menos en los científicos que quienes tienen posturas de izquierda. No obstante, en la mayoría de las regiones, no se encontró una correlación directa entre la orientación política y la confianza en la ciencia.
A nivel mundial, el 83% de los encuestados cree que los científicos deben desempeñar un papel más activo en la comunicación pública, mientras el 52% apoya su participación en la formulación de políticas. Solo un 23% piensa que los científicos no deberían promover políticas específicas, lo cual refuerza la necesidad de mayor interacción entre los investigadores y los ciudadanos.
Esta encuesta también evaluó la percepción sobre las áreas prioritarias para la investigación científica. Mejorar la salud pública, resolver problemas energéticos y reducir la pobreza fueron las más valoradas por los encuestados. Por el contrario, el desarrollo de tecnología militar y de defensa recibió menor apoyo.
Un hallazgo importante fue la percepción de desconexión entre las prioridades públicas y las de la ciencia. Niels Mede, coautor del estudio, señaló: "Nuestros resultados también muestran que muchas personas en muchos países sienten que las prioridades de la ciencia no siempre están bien alineadas con sus propias prioridades".
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