La contaminación aérea del río Tijuana alcanza zonas costeras de San Diego, revelando presencia de químicos en aerosoles costeros hasta La Jolla
Investigadores de la Universidad de California en San Diego identificaron la presencia de compuestos químicos derivados de aguas residuales en aerosoles costeros de zonas situadas al norte del río Tijuana, en una publicación reciente en la revista Science Advances. El hallazgo evidencia que los contaminantes no permanecen en el agua, sino que se dispersan en la atmósfera alcanzando regiones distantes como La Jolla.
Asi, la investigación, desarrollada entre enero y marzo de 2020, utilizó un marcador específico de aguas residuales: benzoylecgonina, metabolito no volátil derivado del consumo de cocaína. Su presencia en el aire permitió rastrear la transferencia de contaminantes desde el agua hacia la atmósfera. Este marcador fue detectado en mayores concentraciones en sitios cercanos a la desembocadura del río Tijuana, como Border Field State Park e Imperial Beach. No obstante, también se reportaron niveles medibles en sitios más alejados, incluida la estación costera del Instituto Scripps de Oceanografía (SIO).
Durante el periodo de estudio, se recolectaron muestras de agua y aire en cinco puntos específicos de la costa de San Diego. Estos incluyeron áreas al sur y norte del río, lo que permitió observar un patrón de dispersión de los contaminantes. A pesar de que las concentraciones disminuyeron con la distancia, su presencia en todos los sitios analizados sugiere una propagación significativa impulsada por el viento y las condiciones oceánicas.
Los datos recopilados en días con condiciones climáticas mixtas mostraron que las masas de aire en movimiento facilitaron la distribución de estos compuestos. Análisis de trayectorias atmosféricas confirmaron que durante 17 de los 23 días de muestreo, el aire experimentó flujos combinados tierra-mar. Esta variabilidad dificulta atribuir exclusivamente el origen de los compuestos a una única fuente local.
Según los resultados, el aire de zonas más cercanas al río Tijuana presentó mayores concentraciones de hasta doce contaminantes distintos. Entre ellos destacan el octinoxato, metanfetamina y dibenzilamina. Sin embargo, el estudio también reportó detecciones esporádicas en la estación ubicada en La Jolla, aproximadamente a 36 kilómetros al norte, lo que indica una influencia regional del fenómeno.
Además de los marcadores químicos, los investigadores utilizaron modelos predictivos para estimar el transporte aéreo de estos compuestos. Se proyectó que sustancias como el octinoxato podrían transferirse del océano al aire en cantidades de hasta mil gramos por kilómetro de costa en días de alta contaminación. Estas estimaciones, basadas en datos empíricos, ofrecen una visión preliminar de la magnitud del problema.
El estudio resalta la necesidad de ampliar los estándares de monitoreo de calidad del aire para incluir este tipo de contaminantes emergentes. A pesar de que actualmente no se conoce el impacto específico de estos compuestos sobre la salud humana por vía aérea, su presencia persistente en zonas habitadas subraya la relevancia de una vigilancia ambiental continua en regiones fronterizas y costeras.