La falta de sueño afecta la salud y productividad en Argentina, con un impacto económico estimado del 1,3% del PBI, según el científico Diego Golombek
Dormir menos de lo necesario afecta la salud y genera pérdidas económicas significativas, advirtió el biólogo Diego Golombek en una conferencia realizada en Fundación OSDE. Durante el encuentro titulado "Dormir bien, vivir mejor", el especialista del CONICET detalló las múltiples consecuencias que tiene la mala higiene del sueño en la vida cotidiana.
El encuentro se llevó a cabo en Buenos Aires, donde Golombek explicó: "El tiempo que se le quita al sueño no se recupera". A su juicio, esta privación no solo incide en el bienestar individual, sino que también representa un costo colectivo para el país. "Existen modelos de los economistas que calculan que los trastornos de sueño le cuestan a la Argentina un 1,3% de PBI porque la gente falta al trabajo, llega tarde y se enferma más", aseguró.
Según datos presentados, aproximadamente un 31% de los adultos duerme menos de las 7 a 9 horas diarias recomendadas por la Fundación del Sueño de Estados Unidos. Golombek explicó: "El consenso estipula que el mínimo de horas de sueño recomendable para adultos es de siete horas, ocho para adolescentes y nueve para niños".
El promedio nacional de descanso se encuentra en 6,6 horas, una cifra que refleja una disminución sostenida. El científico indicó que "se calcula que dormimos una hora menos que hace cincuenta años y dos menos que hace cien años".
Dentro de los conceptos destacados, Golombek desarrolló la idea de la "deuda de sueño". Con pragmatismo, explicó lo negativo del mal dormir al decir: "cuando se duerme poco el cuerpo acumula una deuda de sueño que se paga con salud, y el tiempo perdido no se recupera ni durmiendo más, ni con siestas".
Respecto a los efectos fisiológicos, señaló: "El sueño no es solamente dejar de hacer cosas, es una forma de recuperar la energía del cuerpo. Es una forma de fortalecer el sistema inmune, de consolidar las memorias, entre otros muchos beneficios".
Además, explicó un concepto crítico al recordar que el sistema inmune se ve comprometido ante la falta de descanso adecuado. "Frente a un mismo tipo de infección, tipo de bacteria o virus, la persona que duerme poco tiene más posibilidades de enfermarse que el que duerme bien", explicó.
Golombek también hizo énfasis en el impacto de la tecnología. Alertó sobre el efecto de las pantallas electrónicas en el sueño: "Emiten una luz de un color que estimula el reloj biológico, que le dice que es de día". Y añadió: "El aumento de la luz nocturna tiene relación directa con el aumento de la obesidad".
En cuanto a la seguridad vial, Golombek ejemplificó el déficit de sueño con la conducción bajo efectos del alcohol: "Dormir poco es equivalente a tener una cantidad de alcohol en sangre prohibido por la ley para conducir vehículos".
Ante esto, el especialista puso el dedo en la importancia de mantener un ritmo circadiano saludable. "El problema es cuando se pierde ese ritmo natural y cambia el metabolismo, cambia la susceptibilidad a las enfermedades, porque evolucionamos para ser animales diurnos", afirmó.