Cómo una siesta breve puede mejorar la productividad sin afectar el sueño nocturno

 15-06-2025
Brenda Rodríguez
   
Portada | Tiempo libre
Foto: Pexels

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Aprovechar una siesta breve durante el día ofrece beneficios físicos, emocionales y cognitivos, afirman especialistas del Hospital Houston Methodist mediante observaciones clínicas y estudios sobre descanso diurno planificado. Mediante correcta planificación, es posible obtener descanso revitalizante sin comprometer el sueño nocturno habitual, ayudando a mantener equilibrio físico y mental durante jornadas con alta exigencia.

De acuerdo con Aarthi Ram, neuróloga especializada en medicina del sueño, las siestas ayudan a restaurar energía y reducir riesgos relacionados con la fatiga. Dormir entre 20 y 30 minutos se asocia con mejoras notables en el rendimiento diario y reducción de la somnolencia. Estas pausas breves permiten al organismo reestablecer niveles adecuados de atención sin interferir con las funciones normales del cuerpo cuando se planifican de manera estratégica.

Paralelamente, un estudio de la NASA demostró que una siesta corta incrementa en 50% la alerta y en 30% el rendimiento cognitivo en tareas exigentes. No obstante, prolongar estos descansos más allá de los 30 minutos puede generar efectos no deseados, como inercia del sueño y desorientación prolongada tras despertar. Este estado ocurre cuando la persona entra en fases profundas del sueño, que no deben interrumpirse abruptamente, ya que afectan la función cerebral y el estado de alerta.

Determinar el momento ideal resulta esencial para que la siesta sea efectiva. Ram recomienda descansar entre las 2 y las 3 de la tarde diariamente. Este horario permite un descanso reparador sin interferir con el reloj biológico ni alterar la calidad del sueño nocturno al evitar solapamientos de ritmos circadianos. Dormir muy temprano o tarde puede afectar negativamente el equilibrio del ciclo de sueño, disminuyendo la recuperación y la funcionalidad diurna posterior.

En este sentido, establecer una alarma ayuda a limitar la duración de la siesta y evitar el ingreso en sueño profundo, según indica la especialista en descanso. Limitar el descanso a menos de 30 minutos previene malestares al despertar, garantizando que la persona conserve alerta, sin afectar su funcionamiento posterior durante el día. Esta práctica es recomendable para adultos con rutinas exigentes, quienes necesitan pausas breves para recuperar energía sin alterar su cronograma de descanso regular.

Asimismo, favorecer un entorno adecuado para el descanso también mejora considerablemente la experiencia. Espacios oscuros y silenciosos optimizan los beneficios del sueño breve diurno. Ante condiciones poco ideales, es útil utilizar antifaces o reproducir sonidos blancos que bloqueen ruidos externos y favorezcan la relajación en ambientes no controlados. Estas medidas permiten que incluso en lugares con distracciones las personas logren una recuperación eficaz mediante pausas estratégicamente ejecutadas.




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