Expatriados cuentan con ventajas para sus hijos al beneficiarse de varias culturas para el desarrollo de habilidades que permitirán un mejor desempeño académico
Estudiantes que han vivido en el extranjero adquieren competencias que van más allá de lo académico, incluyendo dominio de idiomas, adaptabilidad y habilidades interculturales. Estas cualidades son cada vez más valoradas por universidades y empleadores en un contexto globalizado, según especialistas en educación internacional.
Para comprender el fenómeno, NotiPress entrevistó a Juliet Wingate, directora de un colegio británico en el Valle de México. La especialista en educación para familias de expatriados explicó que para los alumnos, mudarse a otro país es una experiencia transformadora. "Los alumnos pueden aprender otro idioma y español es definitivamente de los más útiles en el mundo. También otra cultura… amplían sus horizontes, pueden hacer nuevos amigos y yo creo que te hace adaptable".
Esta capacidad de adaptación se refleja en los procesos de admisión universitaria. La especialista destacó que un estudiante que puede hablar de su experiencia en otro país ofrece un perfil más atractivo, no solo por sus calificaciones o actividades extracurriculares, sino por haber vivido y superado retos en entornos culturales distintos.
En el ámbito profesional, las empresas multinacionales consideran que quienes vivieron en el extranjero tienen mayor resiliencia y flexibilidad. La directora señaló que, en su experiencia personal, entender las diferencias culturales ayuda a comunicarse de forma más efectiva y evita malentendidos que pueden afectar el desempeño profesional. Uno de los padres de un menor dijo que para los más pequeños en el colegio: "se siente como un hogar lejos del hogar". Esto genera un tipo de confianza que luego se traduce en habilidades para enfrentar mejor el mundo laboral.
Para las familias, la experiencia internacional también representa una oportunidad de fortalecer vínculos y compartir aprendizajes. Al mudarse, muchas deben adaptarse sin la red de apoyo habitual de su país de origen, lo que impulsa la cooperación y el trabajo en equipo dentro del núcleo familiar.
Los colegios internacionales facilitan este proceso ofreciendo currículos reconocidos globalmente y apoyo específico para familias recién llegadas o próximas a mudarse. En el caso de The Wingate School, el programa académico británico se complementa con orientación sobre el sistema educativo en otros países y acompañamiento para trámites de admisión universitaria en destinos como Estados Unidos, Europa y Asia.
La adaptabilidad y la comunicación intercultural, adquiridas en estos entornos, se convierten en herramientas clave para un mercado laboral cada vez más competitivo. Wingate hizo énfasis en que las multinacionales valoran especialmente a personas capaces de relacionarse con diversas culturas y comunicarse de manera positiva y efectiva, competencias que se desarrollan de forma natural al vivir en otro país.
Aunque la experiencia migratoria conlleva retos, como barreras lingüísticas o diferencias en el estilo de vida, el balance final es positivo. La exposición a distintas realidades amplía la perspectiva de los estudiantes y les permite afrontar con mayor confianza escenarios desconocidos. El factor multicultural contribuye en los estudiantes en un mejor desarrollo de habilidades interpersonales y los prepara para una diversidad de temas.
Con un mundo educativo y profesional cada vez más conectado y global, haber vivido en el extranjero, además de añadir valor al currículum, se convierte en una experiencia formativa integral que influye en el desarrollo personal, académico y profesional de los estudiantes.