Jóvenes nocturnos usan teléfonos y redes sociales para aliviar soledad y ansiedad, pero un estudio revela que esa dependencia empeora su malestar
Adultos jóvenes con preferencia nocturna tienden a usar teléfonos inteligentes y redes sociales para afrontar la soledad y la ansiedad, sin embargo, la dependencia digital intensifica su malestar. Investigadores de la Universidad de Portsmouth y la Universidad de Surrey presentaron estos hallazgos en la revista PLOS One, tras analizar a 407 participantes de entre 18 y 25 años.
El estudio aplicó herramientas psicológicas validadas para medir la relación entre cronotipo vespertino y el uso problemático de dispositivos móviles. Los resultados mostraron un vínculo directo entre soledad, ansiedad y patrones compulsivos de consumo digital. Se describió, además, que el hábito nocturno potencia la desincronización social y el aislamiento.
La doctora Anna-Stiina Wallinheimo, de la Facultad de Psicología, Deporte y Ciencias de la Salud de Portsmouth, explicó: "Nuestros hallazgos apuntan a un círculo vicioso. Los adultos jóvenes que son naturalmente más activos por la noche a menudo se encuentran socialmente desincronizados, lo que puede generar sentimientos de soledad y ansiedad. Muchos recurren entonces a los teléfonos inteligentes y las redes sociales para afrontar la situación, pero, lamentablemente, estas herramientas pueden empeorar la situación, en lugar de mejorarla".
Investigaciones previas ya vinculaban el cronotipo vespertino con depresión, insomnio y conductas adictivas, aunque no existía evidencia sólida sobre mecanismos subyacentes. Este trabajo se considera el primero en identificar el papel central de factores emocionales en la relación entre horarios nocturnos y adicción digital.
Así, la magnitud del problema quedó reflejada en cifras: alrededor de 40% de estudiantes de Reino Unido muestra señales de dependencia a redes sociales, mientras mujeres jóvenes presentan mayor vulnerabilidad. Los investigadores remarcaron que la adicción digital implica síntomas como ansiedad ante la separación del dispositivo, descuido de obligaciones y necesidad de revisar notificaciones de forma constante.
Igualmente, el Dr. Simon Evans, de la Facultad de Psicología de Surrey, señaló: "En lugar de simplemente decirles a los jóvenes que pasen menos tiempo en sus teléfonos, debemos abordar las razones detrás de su uso. Eso significa brindar estrategias efectivas para manejar la soledad y la ansiedad, particularmente durante las horas de la noche, cuando los servicios de apoyo son limitados y los sentimientos de aislamiento pueden ser más intensos".
Además, la propuesta de los especialistas apunta a intervenciones centradas en el bienestar emocional de adultos jóvenes, especialmente estudiantes con rutinas nocturnas. Al respecto, Wallinheimo enfatizó: "Una mayor conciencia de estos mecanismos subyacentes podría conducir a intervenciones mucho más efectivas. Si logramos ayudar a los jóvenes a comprender que sus teléfonos y redes sociales no son la solución a la soledad ni a la ansiedad, sino parte del problema, podríamos empezar a cambiar la situación".
Los resultados de la investigación destacan la necesidad de desarrollar políticas y programas de apoyo emocional orientados a jóvenes nocturnos, con el objetivo de mitigar los efectos de la dependencia digital.