Premios millonarios intentan arrebatar al Nobel su reinado científico con nuevas disciplinas y mayores sumas, aunque el prestigio sueco sigue intacto
Con millones de dólares en juego y áreas científicas ausentes en el Nobel, premios internacionales buscan disputar el terreno del galardón más influyente de la investigación. La llegada de los anuncios anuales desde Estocolmo refuerza el debate sobre si otros reconocimientos pueden alcanzar esa estatura.
En Cambridge, Robert Langer, biotecnólogo del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), recibió el Breakthrough en Ciencias de la Vida, el Kioto y el Kavli en Nanociencia. Frente a la comparación expresó: "En mi opinión, ninguno está a su altura". La astrofísica Sara Seager, también del MIT y distinguida con el Kavli de Astrofísica 2024, coincidió: "Los demás premios quieren ponerse al día. Pero por ahora, un premio Nobel está muy por delante de los demás. Fue el primero y no creo que nada le haga competencia".
Igualmente, el magnetismo de esos galardones se refleja incluso en los apodos. El Turing es conocido como el "Nobel de la Informática" y el Wolf de Química se menciona con frecuencia como predictor de ganadores en Estocolmo. Sin embargo, varios campos permanecen fuera de la premiación sueca. Seager subrayó: "Para muchos descubrimientos maravillosos, no existe un premio Nobel", recordando a Edward Lorenz y sus aportaciones sobre la teoría del caos.
Desde 2012, los Breakthrough ofrecen 3 millones de dólares en matemáticas, física fundamental y ciencias de la vida, cifra que triplica el monto sueco. Otros galardones recientes, como Tang, Shaw, Kavli y Millenium, también reparten sumas millonarias. Aun así, persiste el modelo de reconocer a individuos aunque buena parte de la investigación surge de equipos. Zahra Kalantari, científica ambiental premiada con el Planeta Frontiers, explicó: "Solo una pequeña fracción de la excelencia que se da en el ámbito académico se reconoce con estos premios".
La distribución de reconocimientos evidencia otra brecha persistente en los premios científicos internacionles. Entre 1731 y 2021, solo 15,4% de los 8 mil 747 premios científicos correspondió a mujeres. Arunima Malik, investigadora de sostenibilidad en la Universidad de Sídney y ganadora del Planeta Frontiers, señaló: "Los datos históricos muestran que los premios se otorgan principalmente a hombres". Además, planteó la necesidad de ampliar inclusión con mayor representación de países de ingresos bajos y medios.
Un caso ilustrativo es el de Jocelyn Bell Burnell, descubridora de los púlsares en 1967. El Nobel de Física de 1974 recayó en Antony Hewish, su director de tesis, dejando fuera a la estudiante que realizó el hallazgo. Décadas después, Bell Burnell recibió un Breakthrough por ese trabajo.
Frente a los cuestionamientos, defensores del Nobel resaltan su rigor. André Geim, físico y galardonado en 2010, expresó: "El Premio Nobel se distingue por sí solo. Hasta que otro premio pueda demostrar estas cualidades, el Premio Nobel seguirá siendo lo que se ha convertido: el estándar de oro con el que se miden todos los demás premios".
Más allá de cifras y comparaciones, los investigadores reconocen la función cultural de estos galardones. Seager afirmó: "Al menos hay una forma de promover la ciencia de forma positiva. Nos recuerdan la creatividad, la originalidad y la innovación. Y eso es una parte fundamental de la cultura".