Francia, el "rebelde" del acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur

Rechazo unánime en Francia al acuerdo UE-Mercosur intensifica tensiones por riesgos agrícolas y ambientales

París exige cláusulas más estrictas al Mercosur mientras crece la presión interna por proteger la agricultura francesa y los estándares ambientales europeos

Con una resolución aprobada por unanimidad en la Asamblea Nacional, Francia volvió a posicionarse como el país más inflexible dentro de la Unión Europea frente al tratado comercial con el Mercosur. El documento, avalado por 245 votos a favor y ninguno en contra, insta al gobierno a rechazar el acuerdo en su forma actual, marcando un nuevo obstáculo a semanas de que el texto sea sometido a votación en Bruselas.

Firmado políticamente en 2019 tras más de dos décadas de negociaciones, el pacto busca liberalizar el comercio entre la UE y los países del Mercosur: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay. La Comisión Europea espera concluir el proceso inicial de ratificación en diciembre, aunque aún no hay una fecha definitiva para las votaciones finales. En ese contexto, el Parlamento francés reforzó su rechazo al considerar que los compromisos ambientales y sanitarios propuestos son insuficientes.

A pesar de los cambios recientes, como el fortalecimiento de las cláusulas de salvaguardia para proteger el mercado europeo, el gobierno francés considera que las medidas siguen sin responder plenamente a sus exigencias regulatorias.

Desde el Ejecutivo también se subrayó la necesidad de incorporar cláusulas espejo para obligar a los países del Mercosur a cumplir estándares equivalentes en temas como bienestar animal, trazabilidad y protección ambiental. "Francia desea asegurarse de que este mecanismo sea fácilmente activable", expresó la portavoz Maud Bregeon, quien además indicó que los avances en materia de verificación siguen siendo "insuficientes".

El punto más sensible continúa siendo el impacto que el acuerdo podría tener en la agricultura francesa. El tratado permitiría el ingreso de productos como carne vacuna, azúcar, arroz y soja a menor costo, generando inquietud en regiones ganaderas y agrícolas. El diputado Julien Dive leyó una carta dirigida al presidente Emmanuel Macron en la que advirtió: "Hagan suya esta batalla final. Así que por favor no firmen la sentencia de muerte de la agricultura francesa".

A estas preocupaciones se suman las protestas del sector agropecuario, que se intensificaron en diversos puntos del país. Quentin Le Guillous, secretario general de Jóvenes Agricultores, declaró: "Con la censura al gobierno y con [la presidenta de la Comisión Europea] Ursula von der Leyen en Uruguay cerrando este acuerdo, las acciones se endurecerán".

Si bien Francia no está sola en su oposición, se consolidó como el principal impulsor de una minoría de bloqueo. Italia, Polonia, Austria y Países Bajos también expresaron reparos, pero su posición aún no es definitiva. En cambio, países como Alemania y España consideran el acuerdo una oportunidad estratégica para diversificar exportaciones y acceder a recursos críticos para la transición energética.

La Comisión Europea defiende el pacto como una vía para fortalecer el comercio transatlántico, aumentar la competitividad de sectores industriales europeos y mejorar el acceso a materias primas clave. Sin embargo, la resistencia liderada por Francia pone en duda la viabilidad política del tratado, que requiere el respaldo de al menos 15 Estados miembros y la aprobación del Parlamento Europeo para entrar en vigor.