Basuco en Bogotá se convierte en la nueva epidemia urbana

 28-03-2024
Francisco Vicario
   
Portada | Colombia
Foto: X @FatimaMG

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Un reciente informe de la revista Semana sacó a la luz una problemática que afecta profundamente a la capital colombiana: el alarmante incremento en el consumo de basuco, una droga que transformó partes de Bogotá en lo que algunos residentes llaman una "ciudad zombi". Este fenómeno, que parece sacado de una película distópica, revela el deterioro social y humano y también los desafíos que enfrenta la ciudad en materia de salud pública y seguridad.

El basuco, un subproducto del procesamiento de la cocaína con efectos altamente adictivos y destructivos, llegó a Colombia en 1986, según revela el periódico El País. A pesar de ser conocido como la droga de los ejecutivos por sus efectos novedosos y su bajo coste en esa época, el basuco se encuentra fácilmente accesible en las calles de Bogotá y otras ciudades andinas, marcando un contraste sombrío con la vida cotidiana de la metrópoli.

La situación en determinadas zonas de Bogotá es tal que los residentes las comparan con el Bronx, destacando un estado de deterioro avanzado bajo la sombra de los efectos alucinógenos del basuco. No obstante, en medio de este caos, existe una tensa calma mantenida por una regla no escrita que prohíbe robar dentro de la comunidad afectada, una pequeña muestra de orden en medio del desorden.

La Secretaría de Salud de Bogotá reportó 10 mil 235 casos de consumo de drogas en 2023, lo que representa más de 28 casos al día. Este número no solo es escandaloso por su magnitud, sino también por lo que implica para el futuro de la ciudad. La concejal Diana Diago enfatizó la necesidad de una doble estrategia que combine educación y medidas drásticas para combatir este flagelo.

Más allá de las cifras, lo que conmueve son las historias humanas detrás del consumo de basuco, algo similar al consumo de fentanilo en Estados Unidos. Desde personas con estudios de posgrado hasta extranjeros que, tras tocar fondo, encuentran casi imposible recuperarse. Este panorama es un llamado urgente a la acción para las autoridades.

El microtráfico en la zona está liderado por dos bandas criminales, revela la investigación. Por un lado, los Costeños y por otro, un grupo de venezolanos, lo que añade una capa de complejidad al problema. La lucha contra el consumo de drogas en Bogotá es, por tanto, también una lucha contra el crimen organizado que se beneficia de la desesperación humana.

En conclusión, el basuco más que una droga; es un síntoma de problemas más profundos que afligen a Bogotá y un desafío que requiere una respuesta multifacética y comprometida por parte de todos los sectores de la sociedad.




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