Colombia,
Judith Moreno
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
El reciente informe de JP Morgan ha puesto en el centro del debate económico el déficit fiscal de Colombia, proyectado en un 6% del Producto Interno Bruto (PIB) para 2025. La pregunta clave es si esta cifra representa una señal de alarma para la economía o si, con las políticas adecuadas, es manejable.
De acuerdo con JP Morgan, el nivel del déficit es alto, pero no necesariamente catastrófico si el Gobierno toma medidas correctivas. Una de las principales preocupaciones es que el incremento en el recaudo tributario proyectado no cumpliría con las metas establecidas, lo que podría llevar a ajustes en el presupuesto nacional. Esto podría traducirse en una reducción del gasto en sectores clave o en una reestructuración de inversiones para mantener el cumplimiento de la regla fiscal.
A esto se suma la posibilidad de una subejecución presupuestaria, lo que implicaría que ciertos recursos aprobados no se utilicen completamente. Esto puede ser positivo si ayuda a reducir el déficit, pero también puede afectar el crecimiento económico al frenar proyectos de inversión pública.
Dicho informe de JP Morgan advierte que un entorno global incierto podría aumentar la volatilidad económica en Colombia. Si el Gobierno intenta estimular la economía mediante un mayor gasto público sin un respaldo fiscal sólido, se podría generar incertidumbre en los mercados financieros, lo que afectaría el valor del peso colombiano y podría aumentar la inflación.
Otro factor de riesgo es la percepción de los inversionistas internacionales. Un déficit elevado podría impactar la confianza en la economía colombiana, aumentando el costo del financiamiento externo y afectando la calificación crediticia del país. Mantener una política fiscal responsable será clave para evitar que el país enfrente dificultades en el acceso a créditos internacionales.
A pesar de los desafíos, el panorama no es completamente negativo. JP Morgan señala que, si el Gobierno logra implementar estrategias adecuadas, el déficit puede ser manejable sin poner en riesgo la estabilidad macroeconómica. Algunas de las oportunidades incluyen:
Finalmente, el déficit fiscal de Colombia es un reto importante, pero no insuperable. La clave estará en cómo el Gobierno maneje la situación en los próximos meses. Si se toman decisiones responsables y se fortalecen las fuentes de financiamiento sin comprometer la estabilidad económica, el país podría evitar escenarios de crisis. Sin embargo, la falta de medidas concretas podría llevar a mayores dificultades en los mercados y un encarecimiento del acceso a financiamiento externo.
El llamado de JP Morgan es claro: Colombia debe actuar con prudencia y diseñar estrategias que permitan mantener la confianza de los inversionistas mientras se trabaja en la reducción del déficit.