Foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
La ley impulsada por el Gobierno colombiano sobre la eliminación de productos de plástico de un solo uso no ha caído bien en la industria del plástico. Los fabricantes de estos productos plásticos consideran que la legislación no es el camino indicado para colaborar con un desarrollo sostenible. La prohibición podría convertirse en la satanización del plástico y afectar industrias y empleos.
El Gobierno nacional impulsó la ley 2232 en 2022 que establece la prohibición de productos plásticos de un solo uso. La normativa llama a la eliminación de 21 productos en total, los cuales deberán dejar de ser producidos y comercializados a partir del 7 de julio de 2024. La supresión de tales productos se hará de manera paulatina comenzando con 8 hasta llegar a los 21 en el año 2030. Esta iniciativa tomó fuerza luego de que el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible firmara en noviembre de 2023 el Pacto Nacional Colombia libre de plásticos de un solo uso.
Los materiales plásticos que incluye la ley en su primera etapa son los diferentes tipos de bolsas que se utilizan para embalar, empaquetar o transportar diferentes productos, así como los rollos de bolsas, mezcladores y pitillos para bebidas, aparte de soportes plásticos de los hisopos y de las bombas para inflar.
Sin embargo, la industria del plástico ve con escepticismo esta ley la cual comenzará a afectar sus actividades a partir del 7 de julio de 2024. En efecto, el presidente de la Asociación Colombiana de Industrias Plásticas (Acoplásticos), Daniel Mitchell, afirmó para El Colombiano que la norma podría valerle a las empresas una pérdida de hasta 400 mil millones de pesos colombianos. "Estamos hablando de un potencial impacto de unos 1.000 puestos de trabajo y de unas 100 empresas en el país", afirmó Mitchell.
Muchas empresas pueden migrar a otro tipo de productos como resultado de las excepciones que dispone la ley, entre ellos, vasos, cubiertos, empaques o recipientes, como también productos biodegradables. Aún así, Mitchell afirma que el gremio no está contento con la prohibición. En su lugar, considera que el Gobierno debería incentivar a crear una economía circular.
No obstante, el presidente del gremio rescata algunos aspectos de la ley como el establecimiento de metas que podrían ser el inicio hacia una economía circular y alternativas sostenibles que le permiten a las empresas ofrecer productos ambientalmente sostenibles para permanecer en el mercado.
Por otro lado, Mitchell destaca las políticas regulatorias de Colombia con respecto al reciclaje. "Colombia tiene todo el andamiaje montado y se han hecho unas grandes inversiones en el reciclaje de plásticos, alrededor de 100 millones de dólares se han invertido en los últimos 2 o 3 años en aumentar la capacidad de reciclaje, estamos en la capacidad de reciclar unas 400 mil toneladas", asegura Mitchell.
En este sentido, desde el gremio insisten en que el camino de la economía circular es el ideal para reducir el impacto ambiental del plástico. El líder de Acoplásticos considera que "vamos muy rápido hacia una economía circular en la que se utilizan unos recursos y se vuelven a aprovechar. A la larga, el impacto económico será positivo porque seguro habrá empresas que no podrán adaptarse a estas realidades, pero habrá otras que desarrollarán soluciones de reciclaje y seguiremos creciendo".
De esta manera, la prohibición del plástico es una tendencia que varios países siguen, aunque suele satanizarse. En la región, Brasil lidera la iniciativa coordinando un plan logístico entre productores, importadores, minoristas y distribuidores para reciclar los materiales. Además, el gobierno ofrece incentivos económicos para aquellos municipios que cumplan con este tipo de estrategias. Luego le sigue Chile con su ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) que le exige a los productores de insumos prioritarios recuperar un porcentaje de los residuos generados por la industria con fondos propios.
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