Ciudad de México,
Martín Olivera
Crédito foto: Sergio F Cara (NotiPress/Composición)
La adopción masiva de vehículos eléctricos está transformando el mercado mundial del petróleo, y el impacto es evidente: el precio del crudo podría caer significativamente en los próximos años. Según el Banco Mundial, para 2025 se proyecta un excedente de 1.2 millones de barriles diarios de petróleo, similar al observado en 2020, durante la pandemia, y en 1998, en la másr reciente gran caída de precios.
Este exceso de oferta se debe, en parte, al freno en la demanda de crudo en China. A partir de 2023, el consumo de petróleo en este país mostró una tendencia plana debido a una desaceleración en la industria y al aumento en la venta de autos eléctricos y camiones propulsados por gas natural. A medida que más consumidores optan por vehículos sostenibles, la demanda de petróleo se ve reducida, afectando los precios.
Además, la producción de países fuera de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) aumentó, lo cual incrementa la oferta global de crudo. La OPEP+, por su parte, mantiene una capacidad ociosa de hasta 7 millones de barriles diarios, casi el doble de lo disponible en 2019. Esto permite enfrentar cualquier posible alteración en la producción de crudo, manteniendo el mercado abastecido.
Se espera que el precio del crudo Brent, una referencia global, baje hasta los 73 dólares por barril en 2025, un nivel no visto en cuatro años. Si bien esta cifra sigue siendo un 30 % más alta que en los años previos a la pandemia, representa una disminución significativa. Para los gobiernos, esta caída podría suponer una oportunidad para moderar la inflación y reducir los costosos subsidios a los combustibles fósiles, en un contexto económico más favorable.
Aun así, el Banco Mundial advierte que los conflictos en Oriente Medio pueden aumentar la volatilidad de los precios en el corto plazo. Sin embargo, se prevé que los productores no afectados por el conflicto puedan incrementar su producción, suavizando las fluctuaciones. Esta flexibilidad en la oferta refleja la influencia de los vehículos eléctricos en la estabilización de los mercados de energía.
La creciente popularidad de los vehículos eléctricos no solo modifica el mercado automotriz, sino también el energético. A medida que el mundo avanza hacia una mayor sostenibilidad, el petróleo parece empezar a perder protagonismo, lo cual puede llegar a abrir un nuevo capítulo para la economía global y para los consumidores que buscan alternativas de energías limpias.