
Foto: Gobierno Edomex
Con el objetivo de mejorar la seguridad de las mujeres en el transporte público y fomentar la equidad de género, el gobierno del Estado de México puso en operación las primeras 100 unidades del programa "Transporte Rosa". Estos vehículos realizarán recorridos exclusivos para mujeres desde el Centro de Transferencia Modal Indios Verdes hasta Acolman, beneficiando diariamente a dos mil usuarias.
El Transporte Rosa operará en horarios específicos: de 05:30 a 09:00 horas de Acolman a Indios Verdes y de 17:30 a 21:00 horas en sentido contrario. Será conducido por 30 mujeres capacitadas a través del programa "Mujeres al Volante" y 70 conductores certificados. Además, se anunció la incorporación paulatina de más conductoras y la expansión del servicio con 30 unidades adicionales en la Ruta 49, que cubrirán el trayecto de Jardines de Morelos, en Ecatepec, hasta Indios Verdes.
De acuerdo con el director general de Movilidad de la Zona III, Ecatepec, Sergio García Romero, el programa busca proteger la integridad de las mujeres trabajadoras y reducir los incidentes de acoso en el transporte público. Además, se busca fomentar la participación femenina en el sector de movilidad.
¿Un paso adelante o una solución parcial?
Aunque la creación de transportes exclusivos para mujeres es una medida que mejora la percepción de seguridad, diversos estudios señalan que este tipo de proyectos no aborda de manera estructural la violencia de género en el transporte público. La investigadora Paula Soto Villagrán, en su estudio "Diferencias de género en la movilidad urbana. Las experiencias de viaje de mujeres en el Metro de la Ciudad de México", sostiene que este tipo de estrategias pueden generar una falsa sensación de seguridad, al mismo tiempo que refuerzan la idea de que la solución es segregar a las mujeres en lugar de transformar las actitudes masculinas y erradicar el acoso.
"Aunque las desigualdades de género pueden ser exacerbadas por las dimensiones físicas y el diseño urbano, los modelos de planificación de transporte no han considerado las determinantes culturales", afirma Soto Villagrán.
En este sentido, el estudio documenta que la violencia en el transporte público se manifiesta en diversas formas, desde miradas lascivas hasta agresiones físicas, lo que lleva a muchas mujeres a modificar sus horarios, rutas y formas de vestirse para sentirse más seguras. Soto Villagrán afirma que la violencia sexual en el transporte no es solo un problema de infraestructura, tal como se pensó con la implementación en el Metro de la Ciudad de México de vagones rosa, sino de desigualdad social y cultural arraigada, lo que exige políticas integrales de educación, vigilancia y acceso a la justicia.
Más allá de la segregación: el reto de una movilidad segura
A pesar de que el "Transporte Rosa" ofrece un alivio inmediato para miles de mujeres, no elimina el acoso ni la violencia fuera de sus horarios y rutas exclusivas. Expertos en movilidad y género advierten que se requieren medidas complementarias, como capacitación en perspectiva de género para conductores, vigilancia efectiva y campañas de concientización dirigidas a toda la población.
Por su parte, Soto Villagrán sostiene también que la baja tasa de denuncias y la falta de sanciones efectivas también son factores clave. En el caso del Metro de la Ciudad de México, la autora señala que solo el 9,3% de las mujeres víctimas de violencia sexual presentan una denuncia, lo que demuestra la desconfianza en las autoridades y la poca efectividad de los mecanismos de justicia.
Si bien el Transporte Rosa es un paso hacia una movilidad más segura para las mujeres del Estado de México, la autora indica que falta aun transformar el espacio público. Soto Villagrán subraya que este mismo debería ser un entorno seguro para todas las personas, sin la necesidad de segmentar a la población.
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